El blog de Nuestra Voz

Lecciones de la elección presidencial

• Aún Hillary Clinton tiene más votos que Donald Trump. Las elecciones están decididas, pero la victoria [por ahora] minoritaria debería motivar a Trump y a sus seguidores a ser humildes.

• Trump sigue siendo un individuo con tendencias egomaníacas y un preocupante infantilismo. Da miedo imaginar a ese hombre tomando decisiones en medio de una crisis internacional que pudiera —por ejemplo— provocar una guerra nuclear.

• Aunque seas partidario de Trump, deberías estar preocupado también.

• Donald Trump es el presidente electo de los Estados Unidos. El carácter democrático de una persona o de un pueblo es directamente proporcional a su capacidad de aceptar que el adversario ha ganado, y que por tanto tiene derecho a gobernar.

• Una aplastante mayoría de las encuestas daban a Hillary Clinton como segura ganadora. Debes aceptar que no fue la realidad la que se equivocó, sino los encuestadores.

• Mirar sólo MSNBC o mirar sólo FOX News no te da una imagen de la realidad, sino una realidad idealizada a tu gusto. Es ridículo quejarse cuando te das cuenta de que la realidad no es la que te vendieron en el canal donde dicen lo que quieres escuchar.

• No, ni los electores son idiotas ni tienen que obedecer lo que dicen los comentaristas que tú prefieres. Los electores hacen lo que les da la gana. Son 120 millones y no les importa que a ti se te estruje el corazón si no votan como a ti te gusta.

• Los comentaristas de tendencia demócrata decidieron que los latinos iban a votar en masa y que iban a votar todos por Hillary. Fue un análisis simplista. Hay 54 millones de latinos en EE.UU., pero sólo 27 millones con derecho al voto, y de ellos sólo votaron 11 millones en la elección pasada. De ellos, entre un 65 y un 75% vota habitualmente por los demócratas. No hubo un cambio significativo de las cifras en esta lección. Donald Trump obtuvo 29% del voto latino —2% más que Romney.

• La razón de ese 29% de votantes hispanos que prefirió a Trump no es reducible a una frase insultante. Cada uno de ellos tiene sus razones y sus historias.

• Es de mal gusto fingir que uno “está preocupado” de que el partido adversario vaya a desaparecer porque “Estados Unidos necesita dos partidos serios”, cuando uno en realidad busca una justificación para hablar de lo mal que está el partido que menos le gusta. Ni el Partido Republicano estaba a punto de desaparecer hace dos semanas, ni el Partido Demócrata está a punto de desaparecer hoy.

• El Partido Republicano no está a punto de derrumbarse, como te dijeron durante meses en la TV. Ese partido controla hoy la Casa Blanca, el Senado, el Congreso y 33 de las 50 gobernaturas estatales. Si te contaron el Apocalipsis de los Republicanos en la TV y lo creíste es responsabilidad tuya.

• El Partido Demócrata no está a punto de derrumbarse. Lo que hoy parece “una gloriosa victoria republicana” podría verse de manera muy distinta en dos años. El Partido Demócrata, después de 20 años, se ha liberado del melodrama, las corruptelas y la ambición obsesiva de los Clinton. Y el Partido Republicano ha celebrado ayer sus nupcias con Donald Trump y su ego descomunal. Los efectos de esos dos hechos para ambos partidos están por verse. Pero muy bien podríamos pensar en dos años que el 8 de noviembre de 2016 fue un gran día para el Partido Demócrata.

• La realidad no tiene la responsabilidad de justificar nuestra ideología política —ni una particular afición a hacerlo. Si piensas que todo lo que ocurre confirma tus ideas, probablemente estás loco o te has dejado llevar por tus pasiones políticas.

• Decir cada vez que gana tu partido que fue por sus excelentes propuestas políticas; y decir luego, cada vez que gana el adversario, que fue por casualidades, por trampas o por la idiotez del electorado o una conjura de fuerzas oscuras es poco serio. Si se te ocurre pensar esas cosas no las pongas en tu muro de Facebook ni se las digas a nadie.

• Pensar que los votantes son imbéciles es absolutamente incompatible con la democracia. La democracia es la noción de que la suma de nuestras idioteces individuales es sabia. La única alternativa es alguna de las variantes de la dictadura. Si vas a ser fascista, monárquico o comunista, mejor que lo seas conscientemente.

• Ningún post en Facebook —ni ningún artículo como éste— cambia la actitud política de nadie. La gente sí se pelea a veces con sus amigos por un post en Facebook o por los artículos como éste.