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Celebraciones de la Virgen de Lourdes en la Diócesis

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Fachada de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, emplazada en la segunda ciudad étnicamente más diversa en EE.UU. Foto: Marietha Góngora

CON TRES CELEBRACIONES litúrgicas se celebró la fiesta de la Virgen de Lourdes en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Queens Village. El 9 de febrero se ofició una misa en la que monseñor Thomas G. Caserta, párroco del Santuario de Santa Bernadette de Brooklyn, fue el celebrante principal, atendiendo a la invitación hecha por el padre Patrick H. Longalong, párroco de Nuestra Señora de Lourdes.

El padre Longalong asegura que él pensó que sería una excelente oportunidad para celebrar juntos esta fiesta pues entre estas dos parroquias existe, naturalmente, una gran conexión. Para la celebración eucarística del viernes 10 de febrero el padre Longalong invitó al padre Peter Gillen quien fue el celebrante principal, una invitación con un significado especial ya que él fue ordenado sacerdote en dicha parroquia.

Y la serie de celebraciones litúrgicas concluyeron el sábado 11 de febrero, día en que se celebra la esta de la Virgen de Lourdes. En esta ocasión el padre Alonzo Cox, párroco de San Martín de Porres en Brooklyn, o ció la misa.

Virgen de LourdesLa historia de la devoción a la Virgen de Lourdes

La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones marianas más veneradas en el mundo entero. Su origen se remonta a 1858 cuando Bernadette Soubirous, una humilde niña, recogía leña en Massabielle, un lugar en las afueras de Lourdes, Francia.

La pequeña de 14 años sufría algunos quebrantos de salud que le impedían ir al paso de su hermana así que fue quedándose atrás. De repente escuchó un ruido y sintió un suave viento que llamó su atención hacia una gruta donde apareció una nube dorada y sobre ella una mujer vestida de blanco con sus pies descalzos y una rosa dorada en cada uno de ellos.

Aquella mujer tenía en su cintura una cinta azul ancha y tenía las manos entrelazadas en actitud de oración. Llevaba el Santo Rosario en sus manos.

Esa fue la primera vez que Bernadette vio a la Virgen, sin embargo, no sintió miedo. Al llegar a casa para contarle a su madre, ésta no le creyó y le prohibió volver a la gruta.

Al poco tiempo Bernadette volvió acompañada de su mamá y otras personas. Durante la tercera aparición el 18 de febrero la Virgen le pidió que regresara durante 15 días seguidos al tiempo que le prometió felicidad eterna.

Las apariciones se volvieron noticia rápidamente y Bernadette fue objeto de burlas por parte de algunos lugareños que pensaron las apariciones eran producto de su imaginación. Las apariciones continuaron y en algunas la Santísima Virgen pidió a Bernadette y a los presentes besar la tierra como acto de penitencia y humildad, rezar por los pecadores y que en ese lugar fuera construida una capilla.

Diecinueve fueron las veces que Nuestra Señora apareció en Lourdes, entre el 11 de febrero de 1858 y el 16 de julio del mismo año.