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Educar desde el arte, la misión de Karla Flórez Albor

Karla Flórez es una mujer muy atenta y, sobre todo, buena conversadora. Hace 14 años salió de su natal Barranquilla, en Colombia, para radicarse en Nueva York con su familia. En su maleta bien empacada traía la ilusión de construir un mejor futuro para los suyos y su pasión por la danza contemporánea y el folclor.

Karla estudió comunicación social y periodismo, pero durante sus años de universidad siempre estuvo involucrada en las actividades de danza y teatro en su alma mater. “Yo no llegué a la danza, más bien siempre he estado allí”, asegura Flórez.

En 1987, ella y su esposo, Enrique Olaya, crearon en Colombia la fundación para las artes Ombligo’e Kasabe. Con la fundación participaron en diversas iniciativas de promoción cultural de entidades nacionales. De esta forma su talento llegó a ser reconocido y recibieron becas por sus puestas en escena, en las que integran diferentes géneros artísticos como el teatro, la música, la fotografía y el baile.

Ya en Nueva York, Karla se dio cuenta de que todo lo que había aprendido en su carrera y en su trabajo con Ombligo’e Kasabe la había hecho una profesional integral capaz de diseñar un proyecto de enseñanza basada en expresiones artísticas como la danza.

Años atrás una amiga le había comentado que con su labor artística ella estaba educando al público de sus presentaciones; que podría hacer grandes contribuciones a la enseñanza del idioma español con su trabajo. Tras llegar a Nueva York, la directora de una escuela le pidió que enseñara español a sus estudiantes. Así fue como se inició en la docencia y ahora es maestra de español en tres escuelas católicas de la Diócesis de Brooklyn: Nuestra Señora de los Ángeles, en Rego Park; Santa Margarita, en Middle Village; y Resurrección y Ascensión, en Woodhaven.

Actualmente Karla Flórez Albor ofrece talleres educativos y artísticos, programas para la promoción de la lectura, clases de danza y narración oral, creación y elaboración de manualidades para artes escénicas, performances y montajes coreográficos. Los talleres se ofrecen en bibliotecas, escuelas, teatros, grupos de escuela en casa e instituciones interesadas en las artes escénicas yenelusodeladanzacomo herramienta educativa, recreativa o terapéutica.

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Una familia de artistas integrales. De derecha a izquierda: Karla, su esposo Enrrique Olaya, y Valeria, la mayor de sus dos hijas.

Karla es también autora de un par de cuentos infantiles. Usualmente reparte copias de uno de ellos, titulado “El gusano verde”, entre los asistentes a sus talleres. Con ayuda de la literatura, la música y la danza, Karla quiere difundir los ritmos y bailes típicos de Colombia, especialmente los del Carnaval de Barranquilla. También es autora del libro Danza contemporánea: recuentos y reflexiones, en el que analiza el proceso de creación y transposición de lo tradicional a lo contemporáneo.

“He viajado mucho gracias a esto”, dice Karla. Y es que “El gusano verde”, escrito en español e inglés, la llevó en 2008 al Congreso Internacional de Danza en Atenas, con una puesta en escena en la que participaron sus hijas y su esposo, ya que parte del concepto era cómo afianzar los lazos familiares.

En este momento está escribiendo un nuevo libro: La danza como herramienta pedagógica. Karla es muy exigente consigo misma y trata de prepararse constantemente para dar lo mejor de sí a los niños, jóvenes, adultos y adultos mayores que asisten a sus talleres. En 2005 tomó un curso sobre el Método Dalcroze en la escuela de música Diller-Quaile. Se trata de un método para la enseñanza de la música a través del movimiento. Además, cuenta con una certificación de ShapeUp NYC como instructora de danza.

“La forma como los niños aprenden mientras bailan es algo que nunca olvidan”, dice Karla. “No lo aprenden de otra manera: allí está el disfrute y el goce mientras se va aprendiendo”. Ella también ofrece el taller para niños “La narración y la danza”, en el que los pequeños tienen la oportunidad de hacer sus propias máscaras y otros elementos que se usan en el taller.

Recientemente la organización Center for Traditional Music and Dance (CTMD) creó una fundación llamada FolkColombia. Invitaron a Karla a participar en el proyecto y a crear una escuela de música y danza folclóricas colombianas tras ver lo que hacía en su propia escuela de baile, la Karla Florez School of Dance. Gracias a la Escuela Nuestra Señora de los Ángeles, que les ofreció el espacio necesario, desde el 6 de abril, todos los miércoles ofrece allí sus clases.

Una de las cosas más importantes que ha aprendido Karla fue que debía cambiar la manera de pensar común en nuestros países. Los latinos normalmente pensamos que lo más importante es tener un local y un anuncio de nuestros servicios, pero aquí los conocimientos y la experiencia se consideran más importantes. Aquí lo que determina el éxito es todo lo que ella sabe y puede trasmitir o enseñar, no tener un local con el nombre de una escuela de baile. Ella es la escuela.