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El candente otoño político de Washington

El vicepresidente Joe Biden finalmente rompió su silencio para anunciar que no aspira a la Casa Blanca en el 2016. Sus palabras surtieron un efecto inmediato en la campaña de Hillary Clinton que pareció resurgir de entre las dudas del electorado como indiscutible candidata demócrata a la silla presidencial.

“Desgraciadamente, creo que se nos acabó el tiempo”, dijo Biden en conferencia de prensa desde los jardines de la Casa Blanca acompañado por su esposa y el presidente Barack Obama. “Mi familia tuvo una pérdida muy profunda. En ese lugar están los Biden hoy. Creo que se acabó el tiempo necesario para una campaña ganadora”, dijo Biden, haciendo referencia a la muerte de su hijo Beau el pasado mes de mayo.

El anuncio colocó automáticamente a Clinton en la cima de las encuestas nacionales como virtual ganadora de la nominación a la presidencia por el Partido Demócrata, con un 58 por ciento de las preferencias, más de 20 puntos sobre el siguiente candidato, el representante del ala izquierda del partido, el senador Bernie Sanders, quien obtuvo un 38 por ciento del apoyo de los encuestados por Wall Street Journal/NBC News.

En otro sondeo del Washington Post, la diferencia fue aun más marcada con Clinton. Las reacciones no se hicieron esperar en las redes sociales. “Dado que @JoeBiden queda fuera de la contienda presidencial, los demócratas solo pueden elegir entre el socialismo y la corrupción. Cc: @HillaryClinton @SenSanders”, tuiteó el senador por Kentucky y precandidato presidencial republicano, Rand Paul.

Por su parte, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, también alentó a los republicanos a que mantengan sus principios conservadores. “Los demócratas ahora se encuentran a merced de un candidato socialista o una candidata que está bajo investigación del FBI. Abracemos nuestros principios conservadores, y ganaremos”, tuiteó. Donald Trump, quien lidera las encuestas entre los precandidatos republicanos a la presidencia, aplaudió la decisión que tomó Biden de permanecer fuera de la contienda, señalando que él prefiere a Clinton como su contrincante principal.

“Considero que Joe Biden tomó la decisión correcta para él y su familia. En lo personal, prefiero enfrentarme a Hillary porque su récord es muy malo”, tuiteó Trump.

Trump sigue a la cabeza de los sondeos nacionales entre los precandidatos republicanos conelapoyodemásdeun32 por ciento de los encuestados, seguido por Ben Carson con un 22 por ciento. En una contienda inusual en la historia de la política de este país, los tradicionales “políticos” han quedado rezagados en la carrera.

Hoy por hoy, el senador de Florida, Marco Rubio, figura en un distante tercer lugar con un 10% de las preferencias y Jeb Bush, exgobernador del mismo estado y hermano del ex presidente George W. Bush, continúa en cuarto lugar con un 7 por ciento y a la par de la empresaria Carly Fiorina, según el sondeo de Washington Post/ABC News.

Y es que las encuestas han arrojado a la luz pública que lo que muchos pensaban era imposible se ha convertido en una sorpresiva realidad: los votantes republicanos están tomando muy en serio la candidatura de Donald Trump.

La más reciente encuesta de Wall Street Journal/NBC News mostró que un 59 por ciento de los votantes republicanos estaban dispuestos a apoyar a Trump como candidato de su partido a la presidencia, siendo esta la primera vez que un sondeo señala que la mayoría de los republicanos se siente cómoda con un empresario sin experiencia en política.

Por otra parte, la encuesta de Washington Post/ABC News también halló que una gran pluralidad de republicanos ahora dice pensar que Trump terminará siendo el nominado de su partido con la mejor oportunidad de ganar la presidencia en el 2016.

Ante esta situación —para muchos inesperada—, Bush arremetió contra Trump y tildó su candidatura como algo “patético” para el país en el programa Good Morning America de la cadena ABC. El ex gobernador de Florida también escribió un editorial en el que lanzaba fuertes críticas en contra de Trump por sus “peligrosos puntos de vista en lo que se refiere a la seguridad nacional”, según reportes de CNN.

A la par de las encuestas, Clinton aún enfrentaba públicamente las pesquisas del comité de la Cámara de Representantes que investiga las muertes del embajador de EE.UU. en Libia y tres compatriotas en Bengasi (Libia) en 2012. En una audiencia televisada a nivel nacional, la candidata demócrata se defendió ante lo que ella ha catalogado como una movida política para desacreditar su campaña, asegurando con firmeza que su objetivo, tras comparecer por segunda vez ante el comité, era “honrar a los que perdimos y seguir sirviendo en lo que pueda a mi país”. Añadió que “los estadounidenses esperan que aprendamos las lecciones y pasemos del partidismo a la razón de Estado”.

Quizás el momento se presta para analizar, de ambos lados de la contienda, el consejo del vicepresidente Joe Biden, quien al despedirse de sus aspiraciones presidenciales hizo un llamado a “terminar esta división en la política que está resquebrajando” a Estados Unidos. “No debemos tratar a los republicanos como nuestros enemigos. Son la oposición, no los enemigos”.