Nuestra comunidad religiosa

El diácono, ¿quién es?

El diácono es un hombre de fe que ha sido llamado por la Iglesia para servir a Dios y a su pueblo como representante de la misma, en amoroso servicio a los demás. Él es un testigo de Cristo Sirviente y ha sido “configurado en Cristo” por el Espíritu Santo con un don y promesa permanente, de “carácter indeleble” (CIC 1548.)

En la ordenación al diaconado, sólo el obispo le impone las manos, significando así que el diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su “diaconía” (San Hipólito Romano, Traditio Apostolica 8) (CIC 1569).

Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marca con un sello (carácter) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo diácono, es decir, el servidor de todos. Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo la Eucaristía y en la distribución de la Sagrada Comunión, presidir en la celebración de matrimonio y bendecirlo, proclamar el evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad. (CIC 1570)

Así, “confortados con la gracia sacramental, en comunión con el obispo y su presbiterio, sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad”. LG 29

Los diáconos prometen vivir el carisma del servicio al pueblo de Dios a través de la Palabra, el sacramento de la Eucaristía, la caridad y la justicia por el resto de sus vidas. El ministerio del diácono consiste en proclamar con su vida el llamado que a través de la Iglesia ha recibido de Cristo de servir a los demás. El diácono es un animador y promotor de lo que la comunidad de fe debe ser como comunidad de servicio.

Por virtud de su ordenación, el diácono, a) por la gracia del Espíritu Santo está llamado a vivir el servicio diaconal, b) es públicamente reconocido por la Iglesia como alguien a quien el Espíritu ha llamado al servicio para el bien de los creyentes, c) está unido al obispo, a los sacerdotes y a los demás diáconos en el servicio y el ministerio sacramental, d) es públicamente nombrado por la Iglesia para proclamar la Palabra de Dios y anunciar su Reino en la Iglesia y a través de ella.

Sea casado o soltero, la mayoría de los diáconos proveen el sustento a sus familias a través de sus trabajos y profesiones. Al continuar en sus profesiones, “los diáconos tienen la oportunidad de hacer presente a Cristo y su Iglesia en los ambientes de trabajo en que se encuentran de manera singular”. Ellos son signo y símbolo de Cristo y de la Iglesia al servir al mundo, ayudando así a eliminar la brecha que pueda existir entre el mundo y la Iglesia. Ordinariamente, los diáconos ofrecen su servicio gratuitamente a la Iglesia sin esperar remuneración alguna por el mismo.

Los diáconos están llamados a vivir el triple ministerio de servicio. Este servicio puede resumirse de la siguiente forma:

Servicio a la Palabra de Dios:

El diácono está llamado ser un hombre de profunda oración. Está llamado a familiarizarse con la Palabra de Dios y a ser testigo viviente de ella en su ministerio, en su familia y en el lugar de trabajo. Está llamado a amar, predicar y enseñar las Sagradas Escrituras desde el púlpito y en su vida diaria. El diácono está llamado también a enseñar y catequizar a sus hermanos católicos y a ayudar en la preparación de aquellos que buscan recibir los sacramentos, especialmente los adultos que buscan ingresar en la familia de fe católica.

Servicio a la Eucaristía:

Cada diácono está llamado a servir el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo mediante su propia participación en la liturgia, su amor y reverencia al Santísimo Sacramento y su deseo de llevar la Eucaristía a quienes se encuentran enfermos y no pueden unirse a la comunidad de fe en la celebración dominical. Por virtud de su ordenación, el diácono puede presidir diversos servicios litúrgicos, administrar el sacramento del bautismo de los niños, ser testigo de bodas, dirigir servicios funerarios, hacer la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento y asistir en la celebración de la Eucaristía. Cada diácono debe cultivar un profundo amor y reverencia por el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Tal espiritualidad eucarística es esencial en los ministerios descritos anteriormente.

Servicio en favor de la justicia, la caridad y la paz:

Los diáconos sirven como heraldos de Cristo en la esperanza y el amor hacia los pobres, los deshabilitados, los necesitados, los que están solos, los olvidados y los marginados de la sociedad. A través de su testimonio de vida y servicio, ellos promueven las obras de misericordia, justicia, reconciliación y paz. En este importante aspecto del servicio diaconal, cada diácono debe motivar a sus hermanos creyentes para que se preocupen por las necesidades sociales de los pobres (sea en el sentido material o espiritual) y busquen maneras de suplirlas.

En la Diócesis de Brooklyn y Queens, después de cinco años de discernimiento y formación, los candidatos reciben la ordenación al Diaconado Permanente de manos del Obispo Diocesano. Entonces, el nuevo diácono es asignado a una parroquia donde podrá colaborar con el párroco, los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos responsables en el cuidado pastoral de los fieles.

Actualmente en nuestra diócesis tenemos más de 170 diáconos activos de diferentes grupos étnicos, idiomas y profesiones que sirven en las parroquias o agencias diocesanas. Además, tenemos un número de diáconos retirados que siguen participando activamente en diferentes ministerios en sus parroquias. La diversidad de nuestro diaconado es un gran regalo para la Iglesia diocesana, pues cada uno de ellos aporta sus propios dones y talentos para seguir construyendo el Reino de Dios entre nosotros.


Si desea obtener más información sobre el proceso de admisión al Programa de Formación del Diaconado, por favor, hable con su párroco y asista a una de las siguientes sesiones. Usted puede inscribirse llamando al 718-281-9577 o escribiéndonos a nugarte@diobrook.org.


SESIONES

Fecha: Miércoles 13 de enero de 2016 Hora: 7:00 p.m. a 9:00 p.m.
Lugar: Edificio de la Cancillería de la Diócesis de Brooklyn – Cafetería
310 Prospect Park West Brooklyn, NY 11215
718-965-7300

Sábado 16 de enero de 2016 Hora: 10:00 a.m. a 12:00 p.m.
Lugar: Centro de la Inmaculada Concepción Cuarto B
7200 Douglaston Parkway Douglaston, NY 11362
718-229-8001

Martes 19 de enero de 2016 Hora: 7:00 p.m. a 9:00 p.m.
Lugar: Our Lady of Angels – Cuarto Cavanagh (entrada por la calle 74)
7320 Fourth Avenue Brooklyn, NY 11209
718-836-7200

Jueves 21 de enero de 2016 Hora: 7:30 p.m. a 9:00 p.m.
Lugar: Our Lady of Mt. Carmel – Parish Institute (al frente de la parroquia)
23-20 Newtown Avenue Astoria, NY 11102
718-278-1834
(El estacionamiento está ubicado en Astoria Blvd. entre Crescent St. y la 23 Avenida)

Fecha: Miércoles 27 de enero de 2016 Hora: 7:00 p.m. a 9:00 p.m.
Lugar: St. Martin of Tours
1288 Hancock Street Brooklyn, NY 11221
718-443-8484

Fecha: Sábado 30 de enero de 2016 Hora: 10:00 a.m. a 12:00 p.m.
Lugar: St. Thomas the Apostle (en la cafetería de la escuela)
87-49 87th Street Woodhaven, NY 11421
718-847-1353 (teléfono de la parroquia)