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El padre Patrick Longalong, un hombre multicultural

EL PADRE PATRICK LONGALONG nació en San Leonardo, Filipinas, el 17 de febrero de 1980. Proviene de una familia católica, “especialmente del lado de mi madre”, dice.

“Mi abuelo era de España, de una pequeña ciudad llamada Guadalajara. Él fue a Filipinas y conoció a mi abuela que era filipina-china, era difícil que se entendieran, pues hablaban diferentes idiomas, pero creo que se entendieron gracias al idioma del amor y tuvieron 13 hijos”, cuenta el padre Longalong.

Tiene tres hermanas mayores, siempre estuvo ligado a la Iglesia, algo que hizo que la idea de ser sacerdote la tuviera desde muy temprana edad. “Desde que era un niño tuve la idea de ser sacerdote, mi familia siempre fue muy activa en la Iglesia y siempre sentí mi parroquia como una segunda casa, siempre estuve involucrado en diferentes actividades parroquiales y en grupos de oración y, por supuesto, pensé en hacer otras cosas, pero la opción del sacerdocio crecía y crecía dentro de mí”.

En 1993 llegó a Estados Unidos, como muchas familias inmigrantes, llegaron a este país buscando nuevas y mejores oportunidades. “Fue un choque cultural muy grande, porque todo era muy diferente”.

Vivió en Queens, creció en la parroquia de San Nicolás de Tolentino en Jamaica, Queens. “Allí conocí a los padres agustinos y yo quería convertirme en uno de ellos. En 1996 conocí al padre Kevin Sweeney, entonces director de la Oficina de Vocaciones de la Diócesis de Brooklyn, él fue una de las personas con las que yo hablé antes de ingresar al seminario”.

Luego de graduarse de la escuela secundaria ingresó al Cathedral Seminary House of Formation en Douglaston, estudió filosofía en St. John’s University y después de cuatro años en Cathedral Seminary fue al Seminario de la Inmaculada Concepción en Huntington por cinco años.

Se ordenó como sacerdote el 7 de junio del 2008. Su primera misa fue en Santísimo Sacramento en Cypress Hills en Brooklyn. “Estaba muy familiarizado con el vecindario de la parroquia, es una comunidad muy diversa, con una gran presencia de hispanos, sobre todo dominicanos y puertorriqueños, conocí a gente increíble de México, de Puebla”.

“Mi primera misa fue una experiencia maravillosa porque vi a personas que conocía de toda mi vida y vinieron a mi primera misa, fue algo inspirador”.

Su primera asignación fue en Nuestra Señora de las Nieves en Queens como vicario parroquial. “Una gran comunidad… allí tengo grandes recuerdos porque todo para mí era nuevo: mi primer bautizo, mi primera boda, fue una gran experiencia. Mi párroco fue monseñor Raymond Chappetto, fue un gran mentor, siempre me aconsejó y me guió en asuntos pastorales”.

Después del huracán Sandy en 2012 fue enviado a la parroquia San Francisco de Sales en Belle Harbor, Far Rockaway, también como vicario parroquial. “Allí pasé dos años y medio, fue una situación difícil, vi a las personas levantar escombros y reconstruir no solo sus casas, sino sus vidas. A pesar de la situación, la comunidad me hizo sentir muy cómodo”.

Luego llegó a la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes como administrador, cargo en el que continúa hasta hoy.

La diversidad de las comunidades donde ha estado y su cercanía a la comunidad hispana lo llevó a Puebla en México a estar diez semanas estudiando español.

Cuando no está en sus labores pastorales, el padre Longalong se refugia en la música. “Me gusta tocar el piano. Cuando era niño entré a clases de piano los sábados. Me gusta ver deportes, el béisbol me gusta, aunque no soy un fanático ‘loco’, soy hincha de los Yankees”.

Para el padre Longalong lo más importante de ser sacerdote “es estar enfocado en el propósito de por qué soy un sacerdote — especialmente hoy en día, con tantas cosas que tenemos que hacer—, recordar la misión que Jesucristo nos ha encomendado, la razón por la que hacemos esto”.

“Disfruto conocer a mucha gente, ver a los niños crecer, ver a los niños que hicieron la Primera Comunión hace unos años preparándose ahora para la Con rmación, es grandioso recordar cuando los conocí y eran unos niños y ahora son unos jovencitos, es maravilloso ver crecer a la comunidad crecer”.

El padre Patrick Longalong tiene sangre española, china y filipina. “Ser el fruto de una combinación de culturas en mi familia, me ha hecho apreciar y entender más a las personas dentro de mi comunidad”.