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Felicidades a nuestras religiosas, nuestras madres en la Iglesia

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“Nuestro papel en la Iglesia es ser intercesora de la Misericordia de Dios”, así explica la madre María Bendita el papel de las religiosas en el catolicismo. Foto: Jorge I. Domínguez-López

“Amado Señor, en tu palabra nos enseñaste a honrar a nuestras madres. En este día tan especial, te damos gracias y oramos por todas las madres. Acompáñalas en todo momento. Pon en cada madre el amor y conocimiento de Dios para que se lo enseñen a sus hijos/as, ya que no hay mejor herencia para un hijo o hija que la de fe y esperanza en las promesas de Jesucristo. Bendice a las madres cuyos hijos/as están lejos en este día. Anímalas en la ausencia. Si la distancia causa tristeza, haz que los corazones se unan por el amor de Jesucristo. Amén”. Esta es nuestra oración a las madres, y su día es muy importante para todos nosotros.

Las religiosas, a quienes usualmente llamamos hermanas o madres, son la imagen del desvelo maternal de la Iglesia, en la que desempeñan sun papel esencial. “Jesús mismo fue el que le dio a la mujer un lugar en la Iglesia, quizás un lugar que antes no tenía. Hay una frase muy linda que escuché una vez que dice que nosotras las mujeres, especialmente las religiosas, tenemos que dar esa caricia de Dios al mundo, una caricia de amor de Dios al mundo. Así que me parece que nuestra visión pasa mucho por ahí. Esa frase refleja la visión de las religiosas en la Iglesia”, así lo explica la madre María Bendita de la comunidad de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (SSVM), quien es la directora de educación religiosa de la parroquia de los Santos Pedro y Pablo.

Ella nos dice que “como madre, me parece que nuestro papel en la Iglesia es ser intercesoras de la Misericordia de Dios. Nosotros experimentamos en nuestra carne propia esa misericordia de Dios, pero no se queda ahí, justamente nosotras somos un canal de misericordia para todos. Por eso nos ofrecemos a nosotras mismas a Dios pidiendo justamente por todos, por nuestros hermanos, nuestros hijos espirituales, los miembros de la Iglesia, los que no están en la Iglesia también”.

“Realmente la vocación de la mujer es ser madre, eso es algo que no se puede negar. Entonces, ¿qué pasa con nosotras? Evidentemente no es una maternidad biológica, pero es una maternidad espiritual que es tan real como la maternidad biológica. No es una expresión bonita, es una maternidad real, por lo que es lo mismo: nosotras damos a luz hijos espirituales para el cielo, así como una mujer da a luz un bebé. Nosotras ofrecemos nuestros sacrificios, nuestros pequeños errores y la cruz que Dios nos quiera mandar para poder hacer que una persona que estaba muerta por el pecado nazca a la vida, a la gracia”, concluye la madre María Bendita.

En este mes, ¡felicidades a todas las madres en su día! Y felicitaciones a nuestras religiosas, pues su maternidad espiritual es esencial en nuestra Iglesia.