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La mano del terror en Barcelona

LA CIUDAD DE BARCELONA aún sufre los estragos del sangriento atentado que dejó un saldo de 15 muertos y más de 100 heridos en La Rambla el pasado 17 de agosto, cuando un joven terrorista tras el volante de una camioneta blanca arremetió contra las multitudes que disfrutaban del verano catalán.

Foto: Catholic News Service
Foto: Catholic News Service

El Estado Islámico, (ISIS, por sus siglas en inglés) proclamó la autoría del acto, que fue solo parte de una serie de escenarios perpetrados por una célula yihadista de por lo menos 12 personas, de acuerdo a las investigaciones policiales.

La versión oficial señala que todo se desencadenó con una explosión en un negocio del poblado de Alcanar, en Tarragona, la noche del 16 de agosto. La mañana siguiente, la furgoneta blanca que embistió a decenas de personas marcó el punto de partida que determinó la trágica cadena de hechos posteriores.

Esa misma noche, en la cercana ciudad de Cambrils, cinco presuntos terroristas fueron abatidos a balas cuando trataban de replicar la matanza de Barcelona. Ocho de los terroristas murieron —seis por disparos de la policía— y cuatro fueron detenidos, según el reporte de la agencia de noticias EFE.

Después de cuatro días de su huida, Younes Abouyaaqoub, el conductor sospechoso de Barcelona, fue muerto a balazos por agentes policiales en la comunidad de Subirats, a unos 50 kilómetros de la capital catalana, según confirmaran fuentes oficiales. El reporte señaló que una mujer dio la voz de alerta cuando vio al sospechoso cerca de su casa. Ciudadanos de 34 países figuraban entre los muertos, entre ellos un niño australiano de apenas 7 años de edad, quien se encontraba en Barcelona para asistir a una boda con su madre, quien resultó herida en el ataque.

El estadounidense Jared Tucker, de 43 años, pereció también en el ataque. Él y su esposa estaban celebrando su primer aniversario de casados.