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La vocación del padre Ambiorix Osorio

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Para el padre Ambiorix Osorio su primera misa fue un momento “maravilloso, una experiencia espiritual muy fuerte al saber que por primera vez consagraba el Cuerpo y la Sangre de Cristo”. (Foto: Cortesía del padre Ambiorix Osorio)

El hoy sacerdote Ambiorix Osorio nació hace 32 años en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, y llegó a Nueva York en septiembre de1998cuandotenía15años. Entonces no sospechaba que algún día sería llamado al sacerdocio.

Es el menor de los tres hijos de Leopoldo Osorio y María Villodas, dos dominicanos católicos que inculcaron a sus dos hijos varones y a su hija la importancia de acercarse a Dios y mantenerse en sus caminos.

Al cumplir los 18 años varias personas, entre ellas su madre, le preguntaban si había considerado alguna vez la vida sacerdotal. Era una idea que le rondaba la cabeza, pero no tenía ningún plan específico.

Pasaron algunos años y aquella idea regresó con mayor fuerza. Buscó orientación con algunos sacerdotes que conocía. Luego entró a una casa de discernimiento y finalmente, en agosto de 2009, ingresó al seminario a la edad de 25 años.

Estudió filosofía en la Universidad de St. John en Jamaica, Queens, y luego teología en el Seminario San José en Yonkers, donde obtuvo también una maestría en religión.

Antes de ser ordenado fue asignado al ministerio de verano en la parroquia Santa María Madre de Jesús en Bensonhurst, Brooklyn, y al verano siguiente en la parroquia de la Encarnación en Queens Village. Ya en calidad de diácono trabajó en la iglesia San Andrés Avelino.

El padre Osorio celebró su primera misa el pasado 5 de junio, al mediodía, en su parroquia del Sagrado Niño Jesús en Richmond Hill, Queens. Su segunda misa la celebró en la iglesia María Madre de Jesús Bensonhurst el 12 de junio al mediodía.

Al preguntarle cómo recuerda la primera misa que celebró respondió: “Fue larga”, rió y enseguida añadió: “Fue maravilloso, una experiencia espiritual muy fuerte al saber que por primera vez consagraba el Cuerpo y la Sangre de Cristo, es algo que no se puede explicar”, dice evidentemente entusiasmado.

El joven sacerdote recuerda que aquel día “estaba nervioso, por supuesto, pero a la vez muy contento de ver tanta gente que me apoya, los fieles y los sacerdotes que me acompañaron en mi proceso de formación, aquellos que me acompañaron también con sus oraciones”. Entre los asistentes también se encontraban sus padres y hermanos, celebrando con él la decisión de ese camino que un día quiso emprender.

Sus pasatiempos favoritos son ir al cine y compartir con sus amigos, ir a misa a la parroquia St. Francis ubicada en Manhattan y jugar baloncesto y softball. Es fan de los Mets aunque prefiere no decirlo en voz muy alta ya que el padre Joseph T. Holcomb, su actual párroco en San Andrés Avelino, es un fiel seguidor de otro equipo.