Nacionales

Los jóvenes y la búsqueda de emociones fuertes

El desafío a la autoridad y la búsqueda de emociones fuertes son una mezcla frecuente, pero peligrosa, en la adolescencia. Los jóvenes se sienten dueños del mundo, se creen inmortales. No miden las consecuencias porque su exceso de confianza les dice que nada malo puede suceder.

Los adolescentes suelen hacer cosas arriesgadas o peligrosas con tal de ser populares entre sus amigos, o para impresionar a la chica o el chico que les gusta; o simplemente por llevar la contraria a sus padres o maestros.

En los noticieros o el Internet vemos historias de jóvenes que han muerto o se han metido en problemas por esta incesante búsqueda de experiencias peligrosas. Conductas como beber alcohol, conducir a toda velocidad, aspirar polvo de canela o causarse un desmayo por sofocación (The Chocking Game), son tan solo unos pocos ejemplos de las cosas que están dispuestos a hacer.

Desafíos como The Chocking Game se vuelven populares entre los jóvenes y lo practican peligrosamente hasta que se vuelve una manía sin imaginar que esto puede ocasionar daños permanentes en el cerebro, incapacidad y hasta la muerte. Esta práctica, que genera adicción, ha estado presente en las escuelas por más de dos décadas y ha cobrado la vida de muchos jóvenes. A pesar de eso, muchos piensan que es una alternativa “segura” para alcanzar una sensación similar a la de las drogas o el alcohol.

Existen páginas web donde les dicen cómo y dónde hacerlo. Allí también les indican cómo borrar el rastro de las búsquedas y las páginas consultadas, poniendo otros nombres. Algunos hasta organizan las llamadas chocking parties (fiestas de asfixia) donde todos los invitados deben hacerlo para no ser expulsados del círculo de amigos.

Carolina Zafra es madre y profesora de educación especial, tiene dos maestrías en su campo y más de 17 años de experiencia. Al respecto Carolina afirma que “los muchachos cuando están en su adolescencia buscan confirmar su identidad, quieren demostrar que ya no son niños y creen que son invencibles, que a ellos no les va a pasar nada de lo que nosotros decimos y se atreven a ‘tentar al diablo’, como decimos. Sin embargo, muy en el fondo está el hecho de llamar la atención, de querer sentirse incluidos o destacarse dentro de su grupo para ser aceptados”, dice Zafra quien además es columnista de Nuestra Voz.

Es importante para los padres reconocer los síntomas de esta adicción: cambios de comportamiento, bajo rendimiento escolar, cambio repentino de amigos, etc. El desconocimiento y la presunción que sus hijos “nunca harían algo así” pueden convertirse en el peor enemigo de los padres.

Para Carolina, la presión social puede combatirse con el diálogo y la estrecha relación con nuestros hijos. “Yo creo que sí se puede, aun en esta sociedad, nadar a contracorriente, pero como lo escribo a veces en mis columnas, empieza desde casa y empieza con uno, con ejemplo como padres”.