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Un apostolado para la mayor comunidad hispana

En noviembre de 2014 el Centro de Estudios Caribeños y Latinoamericanos(CLALCS, por sus siglas en inglés) anunció que los dominicanos se habían convertido en la comunidad hispana más grande en Nueva York.

En la Diócesis de Brooklyn la comunidad dominicana ha tenido un crecimiento importante. En noviembre de 2015, monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, por medio de monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, designó al padre Jason Espinal como Coordinador del Apostolado Dominicano.

“Mi primer evento como Coordinador fue la celebración diocesana de Nuestra Señora de la Altagracia, que es la protectora de República Dominicana, en la parroquia [del] Santísimo Sacramento, en Jackson Heights, Queens”, dijo el padre Jason Espinal.

Padre Jason Espinal
Desde este año el padre Jason Espinal es el coordinador del Apostolado Dominicano. Foto: Darío López Capera

El vicario parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles en Brooklyn es el primer sacerdote de origen dominicano que trabaja en el Apostolado Dominicano. “Con aplausos fui recibido por la comunidad dominicana. Ellos dijeron que por mucho tiempo habían estado orando por un director espiritual y que por fin Nuestra Señora les ha dado ese regalo de tener a alguien, no solamente un sacerdote, sino uno descendiente de su país y un joven que tal vez se puede quedar con ellos por mucho tiempo”, cuenta el padre Espinal.

La misa el 21 de enero en honor a Nuestra Señora la Altagracia la celebración más importante del año para el Apostolado Dominicano.

El Apostolado Dominicano trabaja muy de cerca con el Comité Altagraciano, cuya presidenta es María Magdalena Vargas, nacidad en Santiago de los Caballeros en República Dominicana y miembro de la parroquia San Martín de Tours, en Brooklyn. “Gracias a Dios nos hemos llevado muy bien, él ha sido un guía fantástico, tiene buenas ideas, nos anima mucho”, dice María Magdalena al referirse al padre Jason Espinal.

Para el padre Espinal, el pueblo dominicano se destaca por su alegría, “es una comunidad que a pesar de pasar por muchas tribulaciones en su historia, continúa practicando su fe. Es una cultura muy catequizada, conocen su fe muy bien y trabajan muy duro para enfatizar y enseñárselo a los jóvenes. Ellos les enseñan suculturaylafealosmás pequeños. A ellos también

les gusta practicar y celebrar esas devociones de un modo tradicional”, añade el padre Espinal.

La juventud del padre Jason Espinal es un estímulo más para los integrantes del Apostolado Dominicano. “Es una motivación para nosotros para seguir adelante, cuando trabajamos con personas jóvenes que se están entregando completamente al servicio de la comunidad, al servicio de Dios”, explica María Magdalena.