Nuestra comunidad religiosa

Un hijo de Brooklyn al servicio de su Diócesis

CON UNA VOZ QUE CONTAGIA su serenidad, el padre Darrell da Costa nos invita a su cocina en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima. Allí es más notoria su sonrisa, que parece ser el rasgo que lo identifica.

Sus padres nacieron en Jamaica, la encantadora isla del Caribe. En los años cincuenta emigraron a Nueva York. En Brooklyn, el 8 de agosto de 1963, nació el padre Darrell. Estudió en la Escuela Primaria San Francisco de Asís. En Manhattan estudió la escuela secundaria y entró a estudiar inglés en St. Joseph’s College en Brooklyn.

Creció en un hogar católico junto a su hermana mayor. Su padre iba a misa a diario, él lo acompañaba algunas veces y ésa pudo ser una de las razones por las que a la simple pregunta de “¿Qué quieres ser cuando grande?”, que le hicieron en su escuela, el joven Darrell respondió: “Sacerdote”.

“Antes de entrar al seminario, yo estaba involucrado con el grupo de oración y tocaba la guitarra. Tenía un grupo donde tocaba, para mí era un tiempo donde me divertía y me relajaba. Éramos cinco los integrantes del grupo y tocábamos música carismática. Estuve con ellos por cinco años”, cuenta el padre Da Costa.

Fue profesor en la Escuela Primaria Santa Rita, trabajó en la biblioteca y en la o cina de la Arquidiócesis de Nueva York.

Ingresó al Seminario de la Inmaculada Concepción en Huntington en 1991. Fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1997 por monseñor Thomas Daily, entonces obispo de Brooklyn. “Mis padres y mi hermana estaban muy felices, fue una gran bendición, oraron por mi sacerdocio y ese día fue muy especial, fue un regalo de Dios para todos”, comenta el padre Da Costa.

“Mi primera parroquia fue San Salvador en Brooklyn, luego fui a Santa Teresa en Woodside, después a San Pablo Apóstol en Corona, a donde me enviaron como párroco. En noviembre de 2015 lleguéa NuestraSeñora de Fátima”, explica el padre Darrell.

Su primera misa fue en la parroquia donde creció. “Fue en San Mateo, en Crown Heights. Me acuerdo que la comunidad estaba feliz porque uno de los suyos se estaba ordenando sacerdote. Fue un día donde sentimos la mano de Dios en nuestras vidas, es un día de luz”, dice el párroco de Nuestra Señora de Fátima.

“Una persona me dijo
que quería una foto conmigo
porque me parecía
al presidente Obama”.

El padre Darrell da Costa habla un muy bien español. “En la escuela secundaria tuve clases de español, también en la universidad y en el seminario teníamos una clase semanal en los últimos dos años y en las parroquias donde he estado he practicado bastante mi español”.

Para el padre Da Costa, lo mejor de ser sacerdote es poder celebrar la Eucaristía. “La misa es algo más que extraordinario, es trascendental. Es un momento de espiritualidad con su comunidad y también la Eucaristía es un privilegio, es una oportunidad, un tiempo en Dios usa al sacerdote como instrumento de gracia”.

“En las parroquias donde he estado
he practicado bastante mi español”.

Es imposible no preguntarle por su parecido con el presidente del país, Barack Obama, “yo estuve en los viajes de San Pablo y fuimos a Turquía y una persona me dijo que quería una foto conmigo porque me parecía al presidente Obama”, responde el padre en medio de risas.

El padre Da Costa le gusta mucho caminar y disfrutar de la naturaleza, también meditar y ver los juegos de baloncesto de la NBA.