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ISIS se atribuye masacre de Pascua en Sri Lanka

BANGKOK (Por Michael Sainsbury/CNS)—. El cardenal Malcolm Ranjith de Colombo, Sri Lanka, culpó a las autoridades del país por el lapso de seguridad que, según afirma, pudo haber evitado los ataques terroristas de Pascua, en los que la cifra de muertos superó los 320.

“Nos quedamos de piedra al saber que estas muertes podrían haberse evitado. ¿Por qué no se evitó esto?”, dijo el cardenal Ranjith en un encuentro con medios de prensa. “El gobierno debe mantener una investigación imparcial y averiguar quién es responsable de estos ataques”.

La policía investiga la escena de uno de los atentados en la iglesia católica de San Sebastián en Negombo, Sri Lanka, el 22 de abril de 2019. (CNS/ Athit Perawongmetha, Reuters)

El cardenal viajó a la aldea de pescadores de Negombo, donde más de 1,000 personas se reunieron para llorar a los muertos en un servicio dirigido por él. Al menos 110 personas fueron asesinadas en la iglesia de San Sebastián en Negombo, al norte de Colombo, según el propio cardenal.

“Las fuerzas de seguridad aún no han aclarado la situación (…) podrían haber más ataques contra reuniones públicas”, dijo a los periodistas. “Insto a los sacerdotes a que suspendan todas las misas en las iglesias hasta que lo notifique”.

Pujuth Jayasundara, jefe de la policía de Sri Lanka, emitió una advertencia sobre una organización que llevaría a cabo atentados suicidas con bombas en iglesias prominentes 10 días antes de los ataques, informó AFP. Aún no se sabe con certeza qué medidas de seguridad habrían tomado las fuerzas de seguridad antes de Pascua ante esta alerta.

La abuela lesionada llora durante el velorio de su nieta de 13 años, Shaini, asesinada cuando asistían a la Misa de Pascua en la Iglesia de San Sebastián, en Negombo, Sri Lanka, el 22 de abril de 2019. (CNS/ Athit Perawongmetha, Reuters).

Por su parte, el primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, afirmó que él y otros altos funcionarios del gobierno no fueron informados y dijo que “debemos investigar por qué no se tomaron las precauciones adecuadas”.

El ministro de Defensa de Sri Lanka, Ruwan Wijewardene, dijo al Parlamento que “investigaciones preliminares revelaron que lo ocurrido en Sri Lanka (en Semana Santa) fue una represalia por el ataque contra los musulmanes en Christchurch”, Nueva Zelanda. El 15 de marzo, un terrorista supremacista australiano asesinó a 50 personas reunidas en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch en la peor masacre de Nueva Zelanda.

La mayoría de los analistas internacionales coincidieron desde el principio, por las características de los ataques, en que las redes terroristas internacionales estaban involucradas en la tragedia de Sri Lanka. El 23 de abril, el Estado Islámico recamó la autoría de la masacre, aunque nos se haya podido confirmar de inmediato.

El gobierno responsabilizó a dos grupos extremistas islámicos, Jammiyathul Millathu Ibrahim y National Thowheeth Jama’ath, por los ataques dirigidos a tres iglesias y tres hoteles de lujo en todo el país, y las autoridades dicen que creen que los bombarderos recibieron ayuda desde el exterior, una teoría respaldada por expertos. El 23 de abril, las autoridades informaron que habían arrestado a 40 personas en relación con los atentados en los que perdieron la vida más de 300 personas, dejando además unos 500 heridos y lesionados.

Este acto de violencia ha sido el más letal que había visto el país desde que en 2009 terminó una guerra civil en la que habían estado sumidos por 26 años.

Dos iglesias católicas, el Santuario de San Antonio en Colombo y la Iglesia de San Sebastián en Negombo, así como una iglesia evangélica en Batticaloa fueron atacados durante los servicios de Pascua. Los hoteles atacados fueron el Shangri-La, Kingsbury y Cinnamon Grand en Colombo.

Una mujer llora durante un servicio en memoria de las víctimas en Colombo, Sri Lanka, el 23 de abril de 2019. (CNS/ Dinuka Liyanawatte, Reuters)

“No creemos que estos ataques hayan sido llevados a cabo por un grupo de personas del país”, dijo el 22 de abril el Ministro de Salud Rajitha Senaratne. “Hubo una red internacional, sin la cual estos ataques no podrían haber tenido éxito”.

La mayoría de los muertos y heridos eran ciudadanos de Sri Lanka, muchos de los cuales asistían a los servicios religiosos. El gobierno dijo que entre los muertos había al menos 39 extranjeros, procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, India, China, Japón, Australia, Turquía, Australia y otros países europeos.

Fotos de los bombardeos de la iglesia mostraban paredes salpicadas de sangre, vidrios rotos y estatuas derribadas.

Los cristianos son una minoría religiosa en la nación asiática, donde representan un 6%, o alrededor de 1,5 millones, de una población de 22 millones de habitantes, según el censo de 2012. Alrededor del 85% de los cristianos son católicos. La mayoría de la población, aproximadamente el 70,2%, es budista, mientras que los musulmanes representan el 9,6% y los hindúes el 12,6% de la población.

El Papa Francisco quien fue informado de la terrible noticia durante la Misa de Pascua en la Basílica de San Pedro en el Vaticano expresó su “cercanía amorosa a la comunidad cristiana, atacada mientras estaban reunidos en oración, y a todas las víctimas de una violencia tan cruel”.

“Confío al Señor a todos los que murieron trágicamente y rezo por los heridos y a todos los que sufren como resultado de este dramático evento”, dijo, expresando su cercanía a la comunidad cristiana de Sri Lanka.

Las conferencias episcopales de todo el mundo, incluidas las de Estados Unidos, Australia, Pakistán e Indonesia, extendieron sus condolencias.

Familiares y amigos trasladan los ataúdes de las víctimas durante un entierro masivo en Colombo, Sri Lanka, el 23 de abril de 2019, dos días después de la serie de atentados suicidas con bombas. (CNS/ Dinuka Liyanawatte, Reuters)

“Esta mañana en Sri Lanka, cientos de fieles en iglesias católicas y otros de todas las creencias en hoteles cercanos fueron asesinados en una serie de atentados coordinados. Las iglesias atacadas fueron San Sebastián en Negombo, el Santuario de San Antonio en Colombo y la Iglesia de Zion en la ciudad oriental de Batticaloa. Esta maldad inmensa cayó sobre estas iglesias cuando estaban llenas de fieles que celebraban la Pascua, el día en que los cristianos del mundo celebran la resurrección del Rey de la Paz de entre los muertos. Ofrecemos nuestras oraciones por las víctimas y sus familias. Y nos unimos a todas las personas de buena voluntad para condenar estos actos de terrorismo. Este mal no puede vencer la esperanza que se encuentra en la Resurrección de nuestro Salvador. Que el Dios de la esperanza que ha resucitado a su Hijo, llene todos los corazones con el deseo de paz”, dice íntegramente el comunicado del Cardenal Daniel N. DiNardo, Arzobispo de Galveston-Houston y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).

Damien Kingsbury, profesor de política internacional y experto en Sri Lanka de la Universidad Deakin en Melbourne, Australia, dijo que no ha habido antecedentes de terrorismo islámico en Sri Lanka. La actividad en este sentido de Thowheeth National Jama’ath, uno de los grupos acusados por el gobierno, se ha limitado en los últimos años a episodios relacionados con discurso de odio y vandalización de algunos templos budistas.

“Es probable que el reciente regreso de combatientes del Estado Islámico a Sri Lanka haya fortalecido su resolución”, dijo Kingsbury a CNS. A principios de abril, el gobierno de Sri Lanka identificó a varios ciudadanos de Sri Lanka que habían regresado al país tras el colapso del llamado califato en Siria.

Los expertos señalaron que la coordinación precisa —seis explosiones sincronizadas en un lapso de 20 minutos entre sí—, y la cantidad de sitios elegidos para el ataque replica el asalto de Mumbai en 2008 a los principales hoteles por un grupo terrorista vinculado al Estado Islámico.

La masacre de Pascua ha puesto un punto final a una década de relativa paz en Sri Lanka, un país con una larga historia de lucha contra el terrorismo durante la guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y los Tigres de Liberación de Tamil Eelam.