Luego de dos días de una agitada agenda en Nueva York en la que el papa Francisco visitó la Catedral de San Patricio, las Naciones Unidas, la Zona Cero, la escuela Nuestra Señora de los Ángeles, el Central Park y el Madison Square Garden, el Santo Padre partió el 26 de septiembre del Aeropuerto John F. Kennedy con rumbo a Filadelfia, donde culminó su visita apostólica a los Estados Unidos con la misa de clausura del Encuentro Mundial de las Familias.
Desde un helipuerto en Manhattan, el papa Francisco fue hasta la plataforma del Aeropuerto JFK, donde lo esperaban monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, y monseñor Kieran Harrington, vicario de Comunicaciones de la Diócesis de Brooklyn entre otros representantes de la Diócesis.
Para ser testigos de la despedida del Papa fueron llegando desde muy temprano en la mañana algunos sacerdotes, obispos y religiosas, así como miembros de la prensa local e internacional que registraron sus últimos pasos en esta visita a la Gran Manzana antes de que el Boeing 777 de American Airlines despegara con destino a Filadelfia al mando del capitán George Griffin.
Antes del arribo del Santo Padre, abordaron la nave un grupo de prelados, la tripulación y los periodistas que viajarían con el Papa a Filadelfia para participar del cierre del Encuentro Mundial de las Familias.
Minutos después llegaron cuatro helicópteros y de uno de ellos descendió el Sumo Pontífice, quien venía acompañado por el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York. Luego de una breve caminata, el Papa fue gratamente sorprendido por un grupo de religiosas de la comunidad Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, quienes le obsequiaron una bombilla para tomar mate, un ramo de flores y una bandeja de alfajores. “Me los voy a comer”, les dijo el Papa, quien con total seguridad recordará el dulce sabor de su tierra argentina.
Así, en medio de ovaciones y un coro general que le cantaba a la familia, el papa Francisco subía la escalerilla del avión mientras los asistentes agitaban banderas del Vaticano. Después del Santo Padre ingresaron a la aeronave otros pasajeros antes de que la puerta se cerrara.
El papa Francisco se despidió de Nueva York diciendo adiós desde su ventana. El avión se alejó hasta perderse en el horizonte minutos antes de las 9:00 a.m. A bordo estaba un hombre especial de 78 años, con la ternura que solo un abuelo puede expresar, hecho que contrasta con la increíble sinceridad en las palabras y la autenticidad de sus reacciones, cualidades propias de un niño.
Reacciones tras la visita del papa Francisco
Cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York
“Fue como una inyección de vitaminas de espiritualidad, gracia y misericordia en mi brazo. Él es el ejemplo de un buen pastor”.
Monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn
“La visita del Santo Padre fue una gran oportunidad para la gente de la diócesis. Muchos se sintieron entusiasmados cuando hablaba en español y los hizo sentirse como en casa”.
Monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn y nacido en Cuba
“Verlo en Cuba fue sumamente especial porque todos esos sentimientos se elevaron en mí a la máxima potencia. Ese fue un momento extraordinario para mí, encontrarme con el Santo Padre y escuchar sus palabras. También aquí en Nueva York fue muy especial pero más intenso fue ese momento en Cuba”.
Rihanna, estudiante de una escuela católica de Brooklyn
“Pienso que él es genial y si pudiera hablar con él le diría que volviera a Nueva York y visitara mi escuela”.
Fotos: Darío López Capera
