Hace algún tiempo, estuve en una conferencia y mi teléfono celular se quedó sin batería, por lo que estaba buscando un lugar donde cargarlo. Si alguna vez has estado en una conferencia o en el aeropuerto, sabes muy bien que la búsqueda de un lugar donde conectar y cargar tu teléfono celular puede ser un completo desafío.
Busqué y busqué hasta que por fin encontré una salida. Cuando llegué, me topé con un joven que había estado allí durante mucho tiempo antes que yo, así que me presenté y justo cuando iba a conectar mi celular, una persona de buen corazón se me acercó y me dijo:
– Esto es una pared muerta. Fue la primera vez que escuché ese término.
-“¿Perdón?”, respondí.
-No hay electricidad en esa pared, por lo que si se conecta al toma corriente no podrá cargar su teléfono celular”, ella contestó.
El joven que había estado allí por un tiempo me miró y exclamó:
-“Si alguien me hubiera dicho que esta pared estaba muerta, no hubiera perdido una hora de mi vida conectado a un enchufe sin electricidad, conectado a una pared muerta”.
Cuando los escuché, pensé: Si él tan sólo hubiera visto su celular y comprobado en dónde estaba conectado, habría notado que su móvil no estaba cargando.
¿Cuántos de nosotros tenemos nuestras vidas conectadas a paredes muertas? ¿Cuántas personas o cosas existen en el mundo que parecen tener vida o parecen ser algo bueno para nosotros, solo para descubrir que están muertas?
El muro fue limpiado y pintado. No había señales visibles de que la pared estaba sin electricidad, que la pared estaba muerta; el hecho de que la gente se vea bien, no quiere decir que realmente lo estén. Ojalá fuera tan fácil como peinarse, ponerse un poco de lápiz labial y perder algo de peso. Sin embargo, se necesita más que eso para tener la vida abundante que Dios nos promete en Su Palabra y aún así, siga peinando su cabello, por favor, no se desenchufe.
Tal vez hoy, Dios te está llamando a examinar tu vida y tus conexiones. Puede existir buena gente en tu vida que solamente te ofrezca buenas cosas, pero sólo Dios puede ofrecer y entregar cosas grandiosas. Es tiempo de que reflexiones y te preguntes: ¿Estás conectado con personas que toman tu vida sin depositar nada en ti? ¿Estás conectado a cosas que te están pesando y que no te permiten avanzar y tener éxito? ¿Tus conexiones están afectando tus emociones y en cómo respondes a la gente?
¿Estás irritable? ¿Te molestas con facilidad y tiendes a morder a la gente? ¿Has dejado de creer en ti mismo? ¿Has puesto tu vida y tus sueños en espera de los demás? ¿Estás experimentando desesperanza y te sientes como que no hay manera de salir? Quizás, es momento de mirar profundamente y analizar seriamente tu vida y tus conexiones. Tus conexiones afectarán lo que eres, en lo que te convertirás, en lo que produces y en lo que logras. ¡Conéctate con Cristo! ¡Deja de retrasar tú conexión con Cristo! Sólo Él quiere y puede empujarte a nuevos niveles y dimensiones de éxito y victoria. Él te llenará plenamente con la fuerza que necesitas para derrotar a los gigantes en tu vida. Él sanará, reparará y restaurará tu corazón, tus emociones y tus relaciones.
¿Por qué vivir en la derrota, cuando fuiste hecho para tener éxito? ¿Estás conectado a una pared muerta? Si es así, desconéctate en este momento. Esta nueva temporada es el momento adecuado para desconectarte de cualquier cosa o cualquier persona que no te deja avanzar. ¡Es hora de desenchufarte y moverte hacia adelante en el nombre de Jesús! Confía en que tu conexión con Cristo te llevará a vivir, producir y convertirte en la mejor versión de ti mismo. ¡Estás en mi corazón y en mis oraciones! ¡Créelo!