Es lunes 6 de julio. Estamos en el segundo día la Misión Popular en el poblado de Nyasa, Ushetu, Tanzania. Este año tenemos tres misiones populares simultáneas. Es la primera vez que lo hacemos así, pues los años anteriores habíamos realizado solo una misión popular, con la participación de todos los miembros del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), de las hermanas del Instituto Servidoras del Señor y la Virgen de Matará (SSVM) y los laicos.
Se hacían misiones muy numerosas, sobre todo porque se misionaba en pueblos más grandes, y porque no teníamos muchos sacerdotes como para predicar dichas misiones. Este año decidimos ir a misionar a tres aldeas que ya no son centros grandes, están más apartadas, son lugares rurales y con gran presencia de paganos. Pudimos hacer tres grupos misioneros, y aquí estamos.
Se trata de Nyasa (Ntra. Sra. de Fátima), Mazirayo (Ntra. Sra. de Luján), y Makunga (Ntra. Sra. de Guadalupe). Los padres que predicamos somos: el padre Víctor Guamán, en Mazirayo, junto con los novicios, algunos seminaristas, postulantes y jóvenes; el padre Pablo Folz, en Makunga, con un equipo similar. Y yo estoy con las hermanas, la novicia, algunas aspirantes, jóvenes (mujeres) y señoras.
Es una gracia enorme. Por primera vez hacemos tres misiones a la vez. Las aldeas no son muy grandes, pero las comunidades son muy numerosas, y esperamos que sea mucha gente la que participe. Es la primera vez que misionamos en estos lugares, gracias a que luego de varios años de esfuerzo, de muchas oraciones a San José, de ayuda de mucha gente muy generosa, hemos podido terminar de construir unas casas en esos parajes, que son muy apartados y pobres.
Son los lugares donde antes íbamos sólo dos o tres veces al año. Ahora gracias a estas “casas misioneras”, podemos ir y quedarnos, aún en tiempos de lluvias, y llegar a todas las aldeas de la zona, visitándolas con más frecuencia. Por ser lugares tan apartados y de difícil acceso en tiempos de lluvias, se puede decir que son lugares de primera evangelización. Hay muchísimos paganos, mucha gente que no conoce a Cristo. Hay mucha brujería y superstición sobre todo.
Es una gracia inmensa que por ocho días los misioneros puedan estar en esos lugares, rezando, misionando, haciendo sacrificios. Estaremos adorando la Eucaristía, ¡estará Cristo en el Sagrario durante ocho días! Tendremos el santo sacrificio de la Misa durante ocho días seguidos, el jueves Cristo Eucaristía caminará por las calles de esas aldeas… y por cierto que el reinado e imperio que Satanás ha tenido durante tanto tiempo, empieza a temblar.
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Estoy escribiendo desde la habitación que hace de oficina de la casa aquí en Nyasa. Se escucha a lo lejos la música de una fiesta de casamiento de paganos. El primer día también se escuchó, toda la noche. Puede ser que se repita varias noches, porque así son los casamientos aquí, les gusta festejar varios días, solo de noche.
Por el día no se escucha la música, cada uno atiende a sus cosas. Por la ventana que da hacia el este veo una luna llena impresionante. Hoy a la mañana por mi ventana también pude ver monos, y una especie de ardillas gigantes, sin cola. Todo esto que les cuento nos muestra que estamos en un lugar apartado, donde el evangelio todavía no ha podido penetrar en la mayoría de la gente.
Ayer, el primer día, fue un “caos”. Sobre todo porque era domingo, y todos los sacerdotes habíamos celebrado varias misas. Los padres de la casa de formación habían estado con los Juegos Florales la semana anterior. Y las tres misiones, en lugares apartados, comenzaban el mismo domingo, con el mandato misionero al atardecer.
Algo muy divertido ver como los distintos grupos cargaban sus camionetas con todo: sacristía, comida, bolsos, juegos, elementos de misión, paneles solares y luces de baterías, equipos de audio, andas para la procesión de la Virgen, el palio para la procesión Eucarística, y en el poco espacio que quedaba, iban los misioneros.
Por otro lado era muy hermoso ver el entusiasmo y la alegría en todos… ¡vamos a la misión! Y en algunos lugares, verdadera misión Ad gentes.
Nosotros llegamos al atardecer a Nyasa, luego de pasar por varios poblados que miraban asombrados la caravana de camionetas de las hermanas. Al llegar a la capilla, había mucha gente esperándonos. Muchos niños, y hasta feligreses de aldeas vecinas que habían venido para esperar a los misioneros. Fue muy alegre y gratificante a la vez.
Estaba el coro de la aldea vecina de Mwendakulima, también las niñas de Watoto wa Yesu de Itumbo, y algunos feligreses de Seleli. Nos sorprendió mucho porque se nos hizo de noche y todos se quedaban, aunque muchos debían caminar hasta cinco o seis kilómetros en la oscuridad.
La misa de inicio es muy emocionante siempre. Las palabras del mandato misionero, repitiendo aquellas del primer envío a los apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”, tocan lo más profundo del alma misionera.
Imagínense escuchar estas palabras, en nombre de Cristo y de la Iglesia Católica Apostólica Romana, y oírlo en una aldea como ésta. Sólo hubo tiempo después para los saludos y hacer un par de viajes con la camioneta para acercarlos a sus aldeas, sobre todo a los niños.
A la noche quedaba todavía acomodarse un poco para dormir… y tratar de descansar porque la jornada había sido larga, y al día siguiente había que levantarse a las 5:00 am para el rosario de la aurora.