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Veteranos de guerra buscan ‘sangre joven’ que los releven

Los Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes de los Estados Unidos necesitan refuerzos para ayudar a sus colegas que dieron un paso al frente cuando el país requirió sus servicios.

En los últimos tres años, el Catholic War Veterans & Auxiliary (CWV, por sus siglas en inglés) ha organizado funerales en toda la ciudad de Nueva York para 86 veteranos indigentes.

“De los 86, sabíamos que solo dos eran católicos”, dijo Dave Crum de Astoria, director nacional del grupo.

Desde 1935, los Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes han ayudado a ex miembros del servicio a resolver numerosos problemas, como desentrañar los obstáculos burocráticos lidiando con el Departamento de Asuntos de los Veteranos de los Estados Unidos (conocido como VA).

Pero si bien los miembros del CWV deben ser católicos practicantes, las personas a las que sirven pueden ser de cualquier denominación religiosa, incluso no pertenecer a ninguna.

“Ayudamos a cualquier veterano”, dijo Crum, quien fue oficial de la Guardia Costera en la década de 1960. “Podrías ser ateo, pero eres un veterano. Y si necesitas asistencia para recibir los beneficios del VA, tenemos una oficina de servicio para veteranos que puede ser de mucha ayuda”.

La mayor parte de la carga de trabajo del CWV es manejada por pertinaces veteranos de la era de Vietnam como Crum y John O’Shea de Levittown, director estatal de CWV en Nueva York.

Juntos han emprendido un exhaustivo esfuerzo para reclutar a miembros más jóvenes que puedan continuar con el trabajo del CWV, como abordar el número creciente de veteranos que enfrentan la falta de vivienda o contemplan la posibilidad del suicidio.

“Todas las organizaciones que ofrecen servicio a los veteranos están luchando para reclutar miembros más jóvenes”, dijo O’Shea, quien estuvo en combate con la 25ª División de Infantería del Ejército en Vietnam. “Tengo más de 70 años. Muchos de nosotros ya pasamos los 70 años. Es por esta razón por la que estoy intentando desesperadamente de llegar a una generación más joven, porque ofrecemos un servicio de muchísima ayuda tanto para la iglesia como para nuestros veteranos”.

Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de la Diócesis de Brooklyn, también respondió a la campaña.

“Cuando hablamos de los veteranos de guerra católicos”, dijo, “estamos hablando de una organización que comenzó para recordar sus experiencias como veteranos y para apoyarse unos a otros. Así que lo que crearon fue básicamente una sociedad de apoyo mutuo”.

“Algunos de ellos, por traumas de guerra, tienen necesidades especiales, pero lo que buscan es respeto”, agregó el obispo. “A todos nos agrada que nos respeten. Ellos en particular, son muy sensibles a su compromiso con el pasado. Y ahora buscan el reconocimiento por lo que hicieron. Los veteranos son personas que han puesto en riesgo sus vidas por defender a nuestro país. Por eso merecen nuestro respeto y honor, y deben ser atendidos”.

En 1935, Mons. Higgins viajó al Vaticano para que el Catholic War Veterans & Auxiliary recibiera la bendición apostólica del papa Pío XI (Foto: Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes).

Por Dios, por la patria, por la casa

El primer puesto del CWV tuvo su origen en la Diócesis de Brooklyn. En 1935, Mons. Edward J. Higgins, capellán de la Primera Guerra Mundial, concibió una organización de servicio para ayudar a los excombatientes, reafirmando la fe católica.

Mons. Higgins reclutó veteranos en su parroquia, la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Astoria, para crear el Puesto #1 de Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes en los Estados Unidos.

Su lema: “Por Dios, por la patria, por la casa”.

En 1945, la ciudad de Nueva York y el resto de la nación estaban llenos de veteranos que regresaban a casa de la Segunda Guerra Mundial. Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes se ofreció como voluntario en los hospitales del VA, enviando paquetes para atender a las tropas aún desplegadas y, en los últimos años, ayudando a los veteranos sin hogar a encontrar los servicios necesarios.

También han patrocinado programas para jóvenes, becas, concursos de arte y colectas de juguetes para las fiestas.

CWV es actualmente una organización de servicio nacional con varios miles de miembros en puestos en todo Estados Unidos.

“¿Qué podemos hacer?”

Solucionar problemas como la falta de vivienda y el suicidio son las principales preocupaciones de los miembros del CWV.

En enero, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos informó al Congreso que un muestreo de un solo día, el año pasado, arrojó una cifra de 37,252 veteranos sin hogar, aproximadamente el 8 por ciento de todos los adultos sin hogar.

“De cada 10,000 veteranos en los Estados Unidos, 21 se encontraban sin hogar”, según el informe.

Paralelo a esto, los últimos datos del VA muestran que aproximadamente 18 veteranos mueren por suicidio cada día. Sin embargo, algunos analistas sugieren que podría haber más porque los socorristas no siempre saben si la víctima de suicidio sirvió en el ejército.

“Esto me aprieta el corazón”, confiesa O’Shea. “¿Qué podría hacer que un hombre o una mujer que pasó todo el entrenamiento del ejército y sobrevivió los combates, quiera quitarse la vida? ¿Cómo podemos ayudar? No creo que estemos haciendo lo suficiente”.

“El año pasado, un hombre se quitó la vida en el estacionamiento de un centro del VA; se pegó un tiro en la cabeza”, añadió. “Pero estuvo tan cerca de la ayuda. ¿Qué podemos hacer? En ese caso, no pudimos hacer nada”.

A lo que Crum agrega: “Queremos llegar a esas personas y ver si podemos brindar algunos servicios a nivel nacional. Pero la familia viene junto con el veterano. De manera que si el veterano lo necesita, su familia también”.

“Necesitamos sangre joven”

A los líderes de los Veteranos de Guerra Católicos les preocupa que no haya nadie que dé continuidad a su trabajo en el futuro. Por lo tanto, buscan nuevos miembros como este soldado que cumple misión en Afganistán (Foto: CNS / Lucas Jackson, Reuters).

Si bien la necesidad de brindar servicios a los veteranos va en aumento, la demografía sugiere que los números del CWV podrían estar disminuyendo a más velocidad en la próxima década.

Paul D’Elia, miembro del CWV, de Williamsburg, Brooklyn, es excomandante del Puesto #689. Él estimó que en los últimos años alrededor de 10 veteranos de la era de la Segunda Guerra Mundial eran miembros del puesto, pero ahora solo quedan muy pocos.

Entretanto, la membresía en general ha disminuido. D’Elia afirma que es porque hay un grupo mucho más pequeño de veteranos para reclutar.

Según estadísticas del Departamento de Defensa de Estados Unidos, solo el 1 por ciento de la población del país está sirviendo o ha prestado servicio en el ejército. Se estima que el 25 por ciento de ellos son católicos, según la Arquidiócesis de Servicios Militares.

“Siempre les digo a los más jóvenes, ‘necesitamos sangre joven’ ”, dijo D’Elia, “porque nos gustaría que nos acompañaran durante más tiempo”.

D’Elia, artillero de helicópteros del ejército en Vietnam, dijo que los veteranos de hoy día y las tropas en servicio activo muchas veces están “en un lugar oscuro”. Y según él, la razón es la manera en que el ejército maneja las movilizaciones recientes.

Explicó que como no hay reclutamiento (o conscripción) de la población en general, la nación ha confiado en su 1 por ciento de militares totalmente voluntarios para combatir los conflictos. En consecuencia, muchas tropas sirven en múltiples movilizaciones, lo que les afecta a ellos y a sus familiares.

“Envían a los mismos militares una y otra vez”, dijo D’Elia. “Ese tipo de estrés en el combate realmente puede quebrantar a una persona”.

Por lo tanto, la necesidad de ayudarlos seguirá estando presente, dijo D’Elia.

“Necesitamos sangre joven para continuar nuestra misión”, agregó. “Ahora tengo 74 años y desearía tener más energía para preparar las mesas y hacer cualquier otra cosa. Sería bueno tener chicos de 40 a 50 años, y si hubiera jóvenes en sus 30 sería mucho mejor”.

Gonzalo Murillo, que pertenece a la parroquia Blessed Sacrament en Jackson Heights, Queens, dijo que descubrió el Puesto #1 mientras conducía en el tráfico. Vio el letrero, pero asumió que era un club donde los veteranos iban a “intercambiar sus historias de guerra”.

Murillo, un veterano de 44 años, confesó que desconocía Veteranos de Guerra Católicos y Asistentes. Pero en lo que sí está de acuerdo, es en que es inmensa la necesidad de los servicios ofrecidos por el grupo.

“Anoche estaba hablando con mi primo sobre esto”, dijo Murillo. “Él era miembro de la Infantería de Marina, y yo vengo de la Armada y el Ejército, y me decía que, tan pronto como dejas el servicio, no sabes qué hacer. Mucha gente dice: ‘No tengo a nadie con quien hablar de esto’. Algunas de estas personas encuentran una salida en el suicidio, pero no es algo fácil”.

Murillo dijo que le gustaría conocer más sobre el grupo. En estos momentos está bastante ocupado con su carrera y atendiendo su familia. También fue uno de los organizadores del programa de distribución semanal de alimentos de su parroquia durante la pandemia.

“No se limita únicamente a veteranos”

La última campaña de afiliación del CWV comenzó con el envío de cartas a los obispos católicos y decanatos, pidiéndoles que compartieran materiales de reclutamiento con sus párrocos.

Crum dijo que se necesitan 14 veteranos y un capellán, generalmente un párroco, para formar un nuevo puesto del CWV. Según Crum, los veteranos deben haber cumplido al menos 90 días de servicio activo, ya sea comenzando un puesto o incorporándose a uno existente.

“No existe ningún requisito de guerra para unirse”, señaló Crum. “Cualquier miembro de la Guardia Nacional o de la Reserva que tenga 90 días de servicio activo puede unirse. Un estudiante de último año de cualquier academia de servicio puede unirse porque también cumple con los 90 días de servicio activo”.

Además, los miembros del servicio pueden unirse estando aún en servicio activo, incluidos el personal del Ejército, la Fuerza Aérea, el Cuerpo de Marines, la Marina y la recién creada Fuerza Espacial de los Estados Unidos.

O’Shea dijo que está muy satisfecho con las respuestas de los obispos del estado de Nueva York. Luego de su llamado, inscribió a algunos miembros nuevos, en su mayoría del norte del estado y un veterano de Levittown que sirvió en Afganistán.

Pero Crum agregó que las personas que nunca sirvieron en el ejército también pueden ayudar convirtiéndose en miembros asistentes de Veteranos de Guerra Católicos. Ellos también deben ser católicos y tener al menos un familiar que sirvió en el ejército.

“Necesitamos más veteranos”, enfatizó. “Si lo analizas, el grupo de asistentes debería ser cinco veces el tamaño del de los veteranos, porque no se limita únicamente a veteranos”.