MANHATTAN — Mons. Mario Dorsonville recuerda una conversación que tuvo hace años con una adolescente llamada Rosalinda en el consultorio de un médico. Rosalinda tenía las piernas cubiertas de espinas de cactus por su viaje por el desierto para llegar a Estados Unidos, pero le dijo que eso no es lo que más le dolía.
“El dolor de dejar mi país y mis abuelos. Esas son las terribles espinas que tengo en el corazón”, dijo Rosalinda a Mons. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).
El obispo Dorsonville contó esta historia a principios de este mes a más de 20 obispos católicos de los EE.UU., México y América Central, y a más de 20 líderes católicos de la región involucrados en la defensa de la inmigración, en una cumbre de inmigración de emergencia en el Seminario Mundelein en las afueras de Chicago.
La anécdota se incluye en el documento final de la cumbre que se envió recientemente a todos los obispos estadounidenses. El resumen de 18 páginas detalla los temas clave discutidos: bienvenida, causas fundamentales y promoción. También incluye la visión del Papa Francisco de una “Iglesia sin fronteras” y las prioridades y el enfoque de los obispos para abordar la crisis de inmigración en la frontera entre Estados Unidos y México.
Mons. Dorsonville y el obispo Mark Seitz de El Paso anunciaron que se enviaría a los prelados de Estados Unidos en la asamblea de primavera de la semana pasada. Ambos hablaron apasionadamente sobre la cumbre y los problemas de migración al final de la reunión virtual de los obispos de la nación.
“Sería difícil encontrar una diócesis que no esté recibiendo migrantes, y que no esté al tanto de su circunstancia”, dijo Mons. Seitz a Nuestra Voz al enfatizar por qué es importante discutir el tema de la inmigración con todo el cuerpo de obispos.
“Creo que es extremadamente importante crear esa conciencia y comenzar a entender que esto no es solo un problema fronterizo, que este es un aspecto esencial de la vida de la iglesia y su misión de cuidar por los pobres”, agregó. “Estas personas se enfrentan a circunstancias de vida o muerte y la Iglesia debe estar allí”.
El documento final de la cumbre identifica una acción a largo plazo para desarrollar un marco nacional de orientación con respecto a la acogida de los migrantes en el país que simultáneamente alentará el desarrollo de planes pastorales diocesanos.
Poner fin al Título 42 figura como la prioridad número uno para el activismo. La medida de la administración Trump instituida el año pasado, y no rescindida por el presidente Joe Biden, permite a las autoridades estadounidenses expulsar a los migrantes por motivos de salud pública, lo que limita su derecho a buscar asilo.
La Dirección de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha deportado a 647,919 personas bajo la política desde el inicio del año fiscal 2021 en octubre, según su sitio web. De ellas, 328,267 tuvieron lugar en marzo, abril y mayo: 107,100, 110,687 y 110,480 respectivamente.
Otras prioridades para la defensa y el activismo pro inmigrante establecidas en el documento son el acceso seguro y ordenado al asilo y el debido proceso en la frontera; la vacunación contra el COVID-19 para todos los emigrantes que ingresan por la frontera sur, y la búsqueda de vías de legalización de sus estatus migratorios.
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Para lidiar con la raíz de esta situación, el documento propone como máxima prioridad involucrar activamente a la administración Biden. Sugiere que líderes católicos de Estados Unidos, México y América Central realicen un viaje conjunto de activismo a la Casa Blanca, así como a través de América Central, que se denominó un “viaje conjunto de investigación y solidaridad”.
Otra acción prioritaria es utilizar el comité de Justicia, Paz y Desarrollo Humano de la USCCB como un grupo de expertos para evaluar las propuestas de la administración Biden.
La vicepresidenta Kamala Harris hizo su primer viaje a Centroamérica para centrarse en las causas fundamentales a principios de este mes. Mons. John Wester, arzobispo de Santa Fe, quien participó en la cumbre sobre migración, le dijo a Nuestra Voz que era importante que ella fuera porque “no se puede simplemente lidiar con los síntomas, hay que lidiar con las causas que los provocan”.
Harris realizará su primer viaje a la frontera entre Estados Unidos y México este viernes.
Mons. Dorsonville dijo que la violencia, el cambio climático, la corrupción, la inestabilidad política y la falta de educación y oportunidades para el éxito son problemas que deben abordarse con soluciones a largo plazo.
Mientras tanto, sostiene que hay que enfocarse en dar la bienvenida a los migrantes que eligen salir de sus países de origen y en el impacto positivo que pueden tener en nuestras comunidades.
“[Rosalinda] fue un hermoso ejemplo”, concluyó Mons. Dorsonville. “Aprendió inglés y así consiguió un trabajo gracias a la ayuda del Spanish Catholic Center y hoy es una soñadora”.