BUSHWICK — Un obispo auxiliar que huyó de su Nicaragua natal después de enfrentar amenazas de muerte por criticar al gobierno totalitario de ese país, estuvo en la Iglesia St. Brigid en Bushwick el 8 de enero, ayudando a la comunidad mayoritariamente latina a celebrar la Fiesta de la Epifanía.
El obispo auxiliar Mons. Silvio José Báez, carmelita descalzo, sirve en la Arquidiócesis de Managua en Nicaragua, pero ahora vive en el exilio en Miami después de dejar su tierra natal en 2019 a pedido del Papa Francisco.
“Mis pies están aquí, pero mi corazón está con el pueblo de Nicaragua”, dijo antes de la Misa.
Mons. Báez pidió a los feligreses de St. Brigid que oren por el pueblo de Nicaragua que, solo quiere vivir en paz.
El hecho de que su visita tuviera lugar en la Fiesta de la Epifanía fue significativo para los feligreses de St. Brigid, para quienes la fiesta es uno de los días más importantes del año. Marca la visita de los Reyes Magos para ver al Niño Jesús y reconocerlo como el Señor.
La visita del obispo se produce en un momento de continua violencia y malestar en Nicaragua.
Según Human Rights Watch, el gobierno encabezado por el presidente Daniel Ortega, que llegó al poder en 2007, ha reprimido a la oposición política, a menudo con violencia e intimidación. Al mismo tiempo, ha tomado medidas enérgicas contra los medios de comunicación y los líderes religiosos. Cientos de personas han muerto desde que comenzó la última ronda de disturbios en 2018, y más de 50.000 personas han huido del país desde entonces.
Además de las amenazas de muerte, Mons. Báez enfrentó peligro físico en Nicaragua. En 2018, fue brutalmente atacado por una turba simpatizante de Ortega por hablar en contra del gobierno tras su represión de las iglesias católicas. La multitud lo atacó, le cortó el brazo con un cuchillo y le dio puñetazos en el estómago.
El ataque tuvo lugar después de que las iglesias abrieran sus puertas para ofrecer refugio a los manifestantes que habían sido atacados por las fuerzas de seguridad por protestar contra la decisión del gobierno de aumentar los impuestos y recortar los beneficios de jubilación. Las reformas nunca se llevaron a cabo, pero el plan del gobierno generó protestas que fueron castigadas con violencia sancionada por el gobierno.
“La situación en Nicaragua es muy difícil. Hay gente que está sufriendo desde hace muchos años con una dictadura que está oprimiendo a la gente, incluyéndome a mí”, explicó Monseñor Báez.
A pesar del grave peligro que enfrentaba, Mons. Báez le dijo a Nuestra Voz que en breve, regresaría a Nicaragua.
La única razón por la que se fue, dijo, fue porque el Santo Padre se lo solicitó por preocupación con su seguridad.
“No quería irme del país. Quería quedarme allí. Para mí fue un acto de obediencia al Papa. Y estoy convencido de que esa fue la voluntad de Dios”, agregó.
El Obispo Auxiliar Emérito, Mons. Octavio Cisneros invitó a Mons. Báez a visitar la Diócesis de Brooklyn para dirigir una serie de retiros de una semana para sacerdotes de habla hispana en el Seminario de la Inmaculada Concepción. Durante su visita, se hospedó en la iglesia de St. Brigid.
Para feligreses como Lauren Ricarde, quien es de Nicaragua, la Misa tomó un significado especial por la presencia de Mons. Báez.
“Estoy feliz de que esté fuera de Nicaragua y estoy feliz de que esté a salvo”, dijo Ricarde.
El padre Carlos Velásquez, párroco de St. Brigid, cuyos padres eran originarios de Nicaragua, dijo que era un honor recibir a Mons. Báez.
“La visita del obispo Báez es una gran alegría para nuestra parroquia, y tener un sucesor de los apóstoles visitando tu parroquia siempre es una gran alegría, especialmente alguien que ha estado tan cerca del pueblo de Dios en Nicaragua”, dijo el padre Velásquez. “Él es un brillante ejemplo del valor del Evangelio que llama a la libertad y la paz en todo el mundo, particularmente en Nicaragua”.
“Es triste ver la realidad de lo que está pasando allí”.