El Santo Padre dijo presente en el rezo del Vía Crucis junto a los jóvenes en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud 2023, en Lisboa, Portugal.
Con una Colina del Encuentro repleta de jóvenes, el Papa preparó el corazón de los peregrinos para que vivan intensamente este momento de oración que los mueva a asumir valientemente el riesgo de amar.
Francisco presentó a los participantes un camino con dos momentos, el primero de sincerarnos y reconocer nuestras heridas y pecados para luego dejar que el Señor obre la sanación.
“La cruz que acompaña cada JMJ, es el icono de este camino. Es el signo sagrado del amor más grande, el amor con el que Cristo quiere abrazar nuestra vida.” “La cruz nos revela la belleza del amor”
Así, el Papa busca llegar al corazón de cada joven para se abra a este amor puro y único, especial y muy personal. Llama a tomar conciencia y dimensión de este amor totalmente generoso y tan entregado que llegó hasta dar la vida por cada uno.
“Hermanos y hermanas, también esta tarde Jesus camina con nosotros, a nuestro lado. ¿Qué espera Jesus? Espera abrir las ventanas de tu alma a la plenitud de la vida y de su amor; enjugar con ternura tus lágrimas escondidas”
La invitación a la juventud presente es a abrir el corazón dejando que Cristo pueda penetrar hasta lo mas intimo, ya que solo Él puede sanar las heridas mas profundas y perdonar los pecados.
Solo Cristo puede ayudarnos a “salir de las parálisis de la tristeza, de la resignación,” decía el Pontífice, porque “Jesús es la llave de nuestros destinos”.
También, le dedicó unas lineas de su oración a las grandes crisis por las que atraviesa el mundo actual: “Pidámosle [a Jesús] que cargue una vez más sobre sí las injusticias, la violencia, las discriminaciones, los horrores de las guerras y todo lo que hiere al pobre y devasta la creación.”
Terminando con su discurso, reiteró “hermanos y hermanas, no estamos solos con nuestras heridas, nuestras fragilidades y nuestras culpas.”
Invitando a los jóvenes a apoyarse y ayudarse mutuamente en el camino a la santidad, a confiar y abrir sus vidas a la misericordia de Jesús que ama con pasión.
Luego de estas palabras, los jóvenes acompañados del Papa Francisco rezaron juntos el Vía Crucis. La oración fue hecha en distintos idiomas, acompañada de un canto solemne al estilo de Taize e ilustrada con testimonios y representaciones artísticas, al tiempo que la cruz iba escalando paulatinamente hasta llegar a ocupar el punto mas alto del escenario.
Las meditaciones leídas en cada estación asociaban a la Pasión de Cristo las crisis que acompañan la vida de muchos jóvenes en la actualidad. Entre estas, se destacaban la depresión, la ansiedad, los miedos, la soledad, el aborto y la esclavitud de los vicios como la droga o la pornogrfia. Acompañada de testimonios esperanzadores de otros jóvenes que con la ayuda de Dios en sus vidas, pudieron superar estos obstáculos.
Las meditaciones fueron inspiradas en testimonios de veinte jóvenes se los cinco continentes. Por medio de la actuación, estos peregrinos, en representación de todos, cargaron la cruz junto a Jesús de camino al calvario y renovando la esperanza en abrazar el futuro, afrontando todas las metas con obstáculos como lo hizo Cristo, con la fuerza de la fe, la esperanza y la caridad.
Santiago Elías Nazar