PROSPECT HEIGHTS – En medio de la devastación de los incendios forestales de California, una familia ha visto un signo de esperanza celestial que ha reforzado su fe católica.
Una estatua de la Santísima Virgen María que ha estado frente a la casa de Peter y Jackie Halpin en Altadena, California, durante un año, de alguna manera apenas fue tocada por el incendio forestal, a pesar de que la casa donde la pareja ha vivido durante 37 años fue destruida cuando las llamas la envolvieron el 7 de enero.
La estatua quedó algo chamuscada, pero por lo demás está en bastante buen estado. La mayor parte de Altadena, ciudad situada a 13 km al norte de Pasadena y con unos 45.000 habitantes, quedó devastada por los incendios. «Y sin embargo, esta pequeña estatua de hormigón está bien. Es un poco más marrón, eso es todo», dijo Jackie a Nuestra Voz el 13 de enero.
« Esto reforzó mi fe en que … todo va a estar bien», dijo. «Tenemos que tener esperanza».
Hasta el 13 de enero, los incendios forestales del sur de California habían matado al menos a 24 personas, destruido 40.000 acres de tierra y obligado a más de 100.000 personas a abandonar sus hogares, según las autoridades estatales.
Jackie, profesora, y Peter, contratista privado, ya se habían puesto a salvo cuando las llamas alcanzaron su barrio el 7 de enero. La pareja cogió algunas cosas y dejó atrás la casa en la que habían vivido desde 1988 y donde habían criado a sus seis hijos.
Desde que evacuaron su casa, Jackie dijo que ella y Peter han estado «couch-surfing», es decir pasando de casa en casa para dormir.
La pareja, que dijo asistir semanalmente a misa en la iglesia de San Andrés de Pasadena y rezar regularmente en casa, compró la estatua de la Virgen María en un vivero el año pasado. Peter construyó la plataforma de hormigón para exponerla en su propiedad.
Jackie y Peter se enteraron de la resistencia de la estatua cuando, tras el incendio, su yerno se coló entre los cordones policiales para entrar en Altadena y ver la destrucción. Se quedó asombrado al descubrir que, mientras que la casa de los Halpin había quedado reducida a escombros, la estatua de la Virgen, junto con una estatua más pequeña de San José, estaba intacta.
Hizo fotos y se las envió a Peter y Jackie. «»La devastación es total, salvo por esta hermosa estatua [de la Virgen María], y caí de rodillas. Me emocioné mucho y pensé: ‘Dios mío, sigue ahí’. Sigue velando por nosotros», dice Jackie.
Los Halpin decidieron que querían ver la estatua por sí mismos, así que regresaron a su propiedad con toda su familia. Estaban tan encantados con lo que encontraron que rezaron y cantaron himnos de alabanza. Su reacción quedó grabada en vídeo y se hizo viral en las redes sociales.
Aunque la pareja está triste por haber perdido su casa, Jackie dice que están agradecidos por haber salido sanos y salvos. «Todavía tenemos a nuestra familia», dijo, y añadió que con el tiempo planean mudarse de nuevo a Altadena y reconstruir.
«Por supuesto que sí [pensamos volver]», dijo Jackie. “De hecho, quiero mi misma casita. No sé si es imposible, pero vamos a reconstruirla».
En otro acto de fe, un diácono pudo salvar a su Iglesia de la devastación.
Mientras conducía frenéticamente entre edificios carbonizados por las calles humeantes de Altadena en su todoterreno a primera hora de la mañana del 8 de enero, el diácono José Luis Díaz tenía una oración en mente: Dios, por favor, salva mi iglesia.
Unas horas antes, el diácono Díaz y su familia habían sido despertados de sus camas por una alerta de teléfono móvil que les ordenaba evacuar, ya que los vientos feroces y secos de Santa Ana empujaban el incendio Eaton hacia su barrio de Altadena. Recogieron algunas pertenencias y se dirigieron al Centro de Convenciones de Pasadena, uno de los varios refugios públicos.
En el refugio, el diácono Díaz fue despertado por su mujer poco después de quedarse dormido en un catre.
«¡José Luis, dicen que la iglesia está ardiendo!», le dijo su mujer, María Esther.
Si no hubiera sido por esas fatídicas llamadas de alerta -y por la rápida reacción del diácono Díaz unos momentos después-, la iglesia del Sagrado Corazón de Altadena no habría sobrevivido a uno de los muchos incendios forestales que han diezmado Los Ángeles.
Cuando el diácono Díaz llegó al Sagrado Corazón con su yerno, alrededor de las 7.30 de la mañana, ya había encontrado a otros dos feligreses intentando apagar una mancha de llamas que quemaba el tejado de madera cerca de la sala de calderas de la iglesia.
«Había casas al lado, enfrente y detrás de la iglesia que ya estaban en llamas», dijo el diácono Díaz, que ha servido en la iglesia del Sagrado Corazón desde que fue ordenado diácono permanente de la Arquidiócesis de Los Ángeles en 2015.
El diácono Díaz abrió rápidamente un cuarto de mantenimiento y sacó una escalera y un tubo de hierro. A continuación, el equipo se puso manos a la obra: Dos de ellos apuntalaron la escalera para que el diácono pudiera usar la tubería para romper las tejas de un tejado lateral de la iglesia, mientras otro vertía agua de una manguera de jardín sobre las llamas.
«Casi no teníamos presión de agua en la manguera», dijo el diácono Díaz. «Así que tuvimos que hacer todo lo posible para apagarlo».
Sus esfuerzos impidieron que el incendio del tejado, provocado por las brasas que volaban de las casas en llamas de la calle, se extendiera al resto de la iglesia.
Los cuatro hombres permanecieron en el lugar durante casi toda la mañana, rompiendo tejas y extinguiendo finalmente las últimas llamas. Cuando el diácono Díaz abrió la iglesia para comprobar si había daños en el interior, se sintió aliviado al encontrar el santuario en buen estado, aparte de algunos daños por calor en una puerta de la iglesia y probables daños por humo en todo el edificio.
El párroco del Sagrado Corazón, el padre Gilbert Guzmán, declaró a Angelus horas después de inspeccionar el terreno: «Hay muchos escombros, pero no hay daños reales». «Todos los edificios están bien, la rectoría está bien. Sólo tendremos bastante limpieza después».
Con OSV News