Oye… nunca dejes que nadie te diga que no
puedes hacer algo, ¡ni siquiera yo! ¿Comprendes?
—Christopher Gardner
Esta producción llevó al cine en 2006 la historia de Christopher Paul Gardner, un poderoso empresario quien no siempre tuvo todo lo que quiso. La historia se sitúa en San Francisco a inicios de los ochenta. En esa época, Chris y su esposa hicieron una gran inversión en unos dispositivos médicos, sin embargo, todo acabó siendo un mal negocio. Debido a su alto costo, no muchos médicos los adquirían para sus consultorios.
Tras enfrentar una grave crisis económica en su hogar, su esposa se va de casa y Chris le exige dejar al niño con él. Inevitablemente el poco dinero que había en su cuenta de banco se acaba y termina siendo un desamparado. Día tras día espera en largas filas frente a los refugios para pasar la noche. Trata de abrirse camino en el competitivo mundo del mercado de valores, para el cual no se encontraba capacitado. Lo logra finalmente gracias a su constancia y su deseo de conseguir un trabajo estable y darle un mejor futuro a su pequeño.
Sin embargo, al inicio no recibe un salario, pues se trata de un periodo de entrenamiento que al final daría empleo a muy pocos candidatos. Durante el día Chris lucía traje y corbata, era un hombre amable, diligente y servicial: nadie sabía la apremiante angustia en que vivía. Al final del día no tenía donde ir, corría a recoger a su hijo a la guardería y luego se lanzaba en una carrera contra el reloj para lograr ingresar al refugio, el cual era cerrado tras alcanzar su cupo.
Chris nunca perdió la fe en lo que él era capaz de conseguir, no se intimidó con los diplomas universitarios de sus experimentados compañeros. Permaneció firme y tras la tormenta sobresalió como el árbol más fuerte y fue así como todo su sacrificio dio sus frutos. Hoy por hoy Gardner es un adinerado empresario, escritor, filántropo y conferencista que va por el mundo llevando su historia y su mensaje motivador.
Esta no es simplemente una película linda, es un inspirador ejemplo de persistencia, disciplina, esperanza y, sobre todo, de coraje ante las dificultades. Es un mensaje de aliento, un empujón para dejar de pensar en nuestras limitaciones y entender que son nuestras capacidades y el trabajo duro los factores determinantes para cumplir nuestros sueños.