El pasado 11 de mayo tuvimos en nuestra Diócesis la celebración de la Jornada Mundial de las Comunicaciones. El evento estuvo organizado por la Diócesis de Brooklyn y DeSales Media Group, a la que pertenece Nuestra Voz.
La Jornada Mundial de las Comunicaciones comenzó a celebrarse en 1967 por iniciativa del papa Pablo VI. Esta es la vigésima quinta vez que la Diócesis de Brooklyn organiza un evento para celebrar este día.
El evento tuvo lugar en el hotel Marriott Brooklyn Bridge en Downtown Brooklyn y contó con la participación de reconocidos especialistas de los medios católicos. Unas 250 personas participaron en los talleres y sesiones plenarias, en las que se trataron numerosos temas de interés para los comunicadores católicos.
El orador principal fue el padre Thomas Rosica, C.S.B., quien es el director general de la Fundación de Medios de Comunicación Católicos Sal + Luz y agregado de Prensa de Lengua Inglesa de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, entregó al padre Rosica el premio San Francisco de Sales a Comunicadores Destacados.
En su discurso, el padre Rosica habló del impacto que ha tenido el papa Francisco en la imagen con que se presenta a la Iglesia Católica en los medios de comunicación.
“Antes del papa Francisco, cuando a mucha gente le preguntaban en la calle, «¿Qué propone la Iglesia Católica? ¿Qué dice el Papa?», la respuesta usualmente era: «Los católicos están contra el aborto, contra el matrimonio homosexual y contra el control de natalidad». «Son conocidos por la crisis de abusos sexuales que ha dañado y debilitado terriblemente su autoridad moral y su credibilidad». Hoy me atrevería a decir que la respuesta es un tanto diferente. ¿Qué dicen de nosotros ahora? La gente habla de un líder que no tiene temor a enfrentar los pecados y los males que nos han afectado tanto”.
El padre Rosica también se refirió ciertos blogs que tratan asuntos católicos en un párrafo que ha provocado numerosas y encontradas reacciones en los medio de prensa y en la blogosfera católica misma. Dijo el padre Rosica:
“Muchos de mis amigos que no son cristianos me han comentado que nosotros los «católicos» hemos convertido el Internet en cloaca de odio, veneno y ponzoña, ¡todo en nombre de la defensa de la fe!” […] “Muchas veces son obsesos y nostálgicos que se han nombrado a sí mismos como virtuales guardianes de la fe o de ciertas prácticas litúrgicas, son individuos trastornados, quebrantados y rabiosos, que nunca encontraron una plataforma o un púlpito en la vida real y que por tanto recurren al Internet y se convierten en pontífices de la provocación y verdugos sagrados!”
Después del discurso del padre Rosica, se celebraron varios sesiones con diferentes temas y panelistas como “El Papa y la cultura popular: la radio en el año de la misericordia”, con Jennifer Fulwiler y John Harper; “La mentalidad de la generación del milenio: una conversación sobre el mundo digital”, con Michael O’Loughlin, Cynthia Dermody y Cory Heiman; y “Refugiados: cambiar la narrativa periodística”, con Michael La Civita y Edward Clancy.
Siguió una sesión plenaria con el tema “Contar católicos: Una guía para decir la verdad con estadísticas”, animada por Leah Libresco, reportera de FiveThirtyEight, el conocido sitio web de encuestas políticas.
Le siguió un panel sobre “La evolución de los Medios Católicos”, moderado por monseñor Kieran Harrington, vicario de Comunicaciones de la Diócesis de Brooklyn, y en el que participaron el padre Thomas Rosica, Elizabeth Scalia, directora del sitio web Aleteia, y Douglas Keck., Director de Operaciones de la cadena de televisión católica Eternal Word Television Network (EWTN).
El actor Danny Jacobs tuvo a su cargo la sesión plenaria final del evento. Jacobs, quien fuera seminarista de la Arquidiócesis de Los Ángeles, es conocido por haberle dado voz al personaje de King Julien en las películas de la saga Madagascar de las compañías DreamWorks y Nickelodeon.
Jacobs habló de los retos que supone ser católico en un mundo que vive muchas veces ajeno al mensaje cristiano. Y explicó cómo el amor propio es la base del amor y la entrega a los demás. “Cuando reconocemos nuestra sacralidad y nuestro valor como hijos de Dios, entonces podremos ver a los demás bajo esa misma luz”.