Opinión

2017: pero que sea “nuevo”

2017: UN AÑO “NUEVO”, “nuevo” comienzo. Nos alivia y refresca a todos el comienzo de un nuevo año. Un año nuevo significa tener la posibilidad de olvidar y recomenzar, de borrar y renovar, de olvidar, perdonar y reencontrar el camino… El comienzo de un nuevo año nos sitúa en una coyuntura en la que aprendemos del pasado y proyectamos un mejor futuro.

Pero las ilusiones que nuestras promesas por un mejor porvenir encierran, no nos impiden desconocer la realidad presente marcada por una profunda crisis puesta de manifiesto en los más variados conflictos de índole personal, familiar, laboral, económico, político, social, cultural, religioso, etc….

La vida sin sentido ni dirección de muchos hombres y mujeres, que se refleja en más altos índices de suicidio, consumo de drogas, alcoholismo…, familias destrozadas por las más variadas circunstancias, profunda crisis económica de la que nadie pareciera ser responsable y con la que resultan más afectados los más pobres de entre los pobres, frentes de guerra en distintas naciones, pésimas relaciones con el resto del mundo, una convivencia conflictiva entre los distintos grupos que conforman la sociedad norteamericana, etc… pone a esta Nación ante la necesidad de que el año nuevo sea verdaderamente nuevo y novedoso.

Para presidir la novedad que urge en los Estados Unidos —ante los fracasos presentes y del pasado próximo— fue elegido como Presidente del Gobierno de esta gran nación el Sr. Donald Trump.

Ya es de por sí una novedad en la historia de esta nación la elección del primer presidente que nunca ha ostentado un cargo público. Muy novedoso si se tiene en cuenta que dicha elección se da en una sociedad en la que aún persisten rasgos de discriminación y segregación racial y en la que las minorías permanecen siendo y llevando vida de minorías.

Aun cuando tenemos puesta nuestra esperanza en Dios, los pueblos de la tierra tienen puestas sus esperanzas próximas en los líderes de los pueblos y en el bueno y acertado manejo que tengan de sus gobiernos.

Así, para el futuro inmediato de la sociedad norteamericana tenemos puesta nuestra confianza y esperanza en el gobierno que presidirá a partir del próximo 20 de enero el Señor Presidente electo Donald Trump. En él tenemos puesta la esperanza de que, según lo prometió en campaña electoral, pondrá fin a las irracionales, injustas e inhumanas confrontaciones bélicas que no sólo desangran la economía y el bienestar social de la nación sino también la sangre joven de nuestros jóvenes soldados y que, además, bien rodeado de sus inmediatos colaboradores acertará en un manejo nacional e internacional de la economía de tal manera que, a corto plazo, volvamos a la prosperidad que ha representado esta Nación para sus ciudadanos y para el resto del mundo.

Pero, además, tenemos puesta la confianza en que el gobierno que presidirá el Sr. Trump tendrá un “nuevo” manejo del asunto migratorio, de tal manera que todos los inmigrantes y, especialmente los hispanos y otros grupos étnicos venidos de diferentes continentes sin documentos, obtengan un trato más digno, más solidario, más justo y más humano acorde con una población que ha puesto lo mejor de sí y de sus fuerzas para contribuir con su trabajo a la grandeza de la que hace alarde ante el mundo la entera sociedad norteamericana.

De la misma manera, los hispanos residentes en esta Nación y en todos nuestros países de origen esperamos del gobierno entrante unas mejores y más adecuadas relaciones internacionales con todos los países, como corresponde entre naciones que compartimos el mismo planeta y el mismo destino al que está convocada la humanidad entera: hacer de este mundo un lugar más vivible, más fraterno y, por ello, más humano.

Al iniciar un nuevo año dejemos atrás las malas noticias y lancémonos solidariamente a la construcción de mejores y más buenas

noticias con la certeza de que si las pequeñas o grandes crisis a las que asistimos afectados en el momento presente tienen como causa última una crisis de humanidad, vale decir, una profunda crisis en el espíritu del ser humano será un proceso y crecimiento “humanizador” hacia el interior de cada ser humano y el surgimiento de unas nuevas y más honestas relaciones entre los hombres y los pueblos lo que nos depare un año nuevo y un porvenir mejor.

Esta alegría por un año nuevo y estas esperanzas en un gobierno nuevo tiene fundamento en la fe que nos invita siempre a re-novarnos, a dejar atrás al hombre viejo y construir en cada uno de nosotros el hombre nuevo.

El nuevo año será nuevo en la medida en que todos: tanto los que participan más directamente en la misión de gobierno como todos los ciudadanos construyamos con nuestros hechos, palabras, comportamientos y actitudes la novedad de la que tanto necesitamos. Brindemos entonces por un año nuevo, una sociedad nueva, un gobierno nuevo para una mejor Nación y un mundo nuevo.

Deseo a todos que tengan, junto a sus seres queridos, un novedoso, bendecido y feliz 2017.