SIGUIENDO EL LLAMADO del papa Francisco de salir a las periferias, el V Encuentro busca incluir en este proceso a quienes no están en la Iglesia; busca involucrarse en sus vidas, acompañarlos en sus problemas, recoger frutos y luego festejar con ellos el regreso a la casa espiritual.
En el entrenamiento que se lleva a cabo con los líderes y facilitadores de cada parroquia se les provee un pequeño folleto titulado Diario del misionero, el cual será entregado al final al Comité Diocesano, una vez completada la misión. Allí se detallan cinco acciones misioneras que deben ser realizadas fuera de la Iglesia.
La idea es ir a buscar a los que se han ido o no han llegado. A pesar de que los hispanos constituyen el 60% de todos los católicos en los Estados Unidos, sólo el 20% asiste a la Santa Misa cada domingo. ¿Dónde están? ¿Por qué no llegan? Son preguntas clave que los discípulos misioneros deben hacer a través de un proceso de escucha, siguiendo la metodología del V Encuentro inspirada en el pasaje de Emaús (Lucas, 24).
Se les anima a salir de dos en dos escogiendo una de las acciones misioneras presentadas en el librito. Puede ser: Identificar una persona que no va a la Iglesia, buscar la forma de encontrarse con ella, y planear cómo le va a hablar, sabiendo que debe actuar con mucho respeto y cautela.
Al reunirse con la persona, hacerle preguntas sencillas como: “¿Cuándo vino al país? ¿De dónde es? ¿Cómo le ha ido? El objetivo es escuchar atentamente sus respuestas. Al preguntar por qué no va a la Iglesia hay que tener cuidado de no reaccionar a sus comentarios. Se trata de unirnos a su caminar y entrar en sintonía con su vida (involucrarnos).
Se debe crear un ambiente de confianza para que la persona pueda abrirse sin temor a ser juzgada. Es preciso recordar que no se trata de llamar a la conversión, se trata de caminar con la persona (acompañar).
Cuando se considere oportuno, puede darle una luz de esperanza y consuelo a la situación que le está compartiendo. Puede dar ejemplos de la propia experiencia; orar con la persona e invitarla a la próxima reunión del V Encuentro, donde se reunirán todas las personas a las que se ha visitado, entrevistado y acompañado.
Al regresar a casa, los discípulos misioneros anotan sus reflexiones en el folleto siguiendo las preguntas que se les proveen: 1) ¿Cuál es la razón por la cual la persona no va a la Iglesia?; 2) ¿Qué, en su criterio, desearía encontrar en la parroquia?; 3) ¿Cómo cree usted que la Iglesia podría responder a sus necesidades?
Otras acciones misioneras pueden ser: identificar a una familia, un joven o varios jóvenes; o lugares como centros comerciales, clubes, cárceles, lugares de trabajo, etc. La metodología a seguir es la misma descrita anteriormente, siempre recordando que se trata de salir al encuentro de otros para escucharlos sin juzgarlos; de involucrarnos en sus situaciones; de acompañarlos, para luego invitarlos a regresar a la Iglesia donde Cristo y sus discípulos lo esperan.