Internacionales

Puerto Rico: a oscuras y sin respuestas

La mayor parte de Puerto Rico sigue sin electricidad o agua potable más de dos meses después del paso del huracán María.
La mayor parte de Puerto Rico sigue sin electricidad o agua potable más de dos meses después del paso del huracán María.

Escombros y pudrición. Oscuridad y agua contaminada. Es muy difícil creer que a casi tres meses del huracán
que azotó la Isla del Encanto el pasado septiembre, la mayoría de los 3,5 millones de puertorriqueños que residen allí aún se encuentran sin servicio eléctrico y sufriendo las secuelas de María.

“Ha sido un calvario. Nos levantamos cada día con la esperanza de que llegue la luz y el agua pero pasan las horas y nada. No queda más remedio que improvisar el diario vivir con linternas, comida enlatada y agua del rio para bañarnos y para lavar la ropa, nos dijo Carlos Gutiérrez, del barrio Lomas de Canóvanas.

Otros, como Luz García, de Aibonito, se ha resignado a no tener electricidad por buen rato. “Hay que ser conformes. En estos barrios, muy pocos del gobierno vienen a ayudar. Yo no me puedo dar el lujo de irme a Estados Unidos porque no tengo a nadie allá”, nos comentó.

Hasta ahora, se calcula que más de 27 mil boricuas se han ido a la Florida después del huracán y se pronostica que ese número podría triplicarse, según un informe del gobernador de ese estado, Rick Scott.

Estas cifras no toman en cuenta a los otros miles que han salido rumbo a otros estados, como Nueva York. “Me tuve que ir porque eso no es vida”, nos dijo Kety González, quien se fue con su hija a la ciudad de Orlando (Florida). “No hay agua, luz, ni techo. Gracias a Dios, tengo a mi familia que nos ofreció albergue a mí y mi marido”.

Los que se quedan, enfrentan brotes de enfermedades, pocos hospitales, líneas interminables para comprar provisiones de primera necesidad en los poblados más remotos y un sentido de abandono del gobierno local y la administración del presidente Donald Trump.

“Yo ya no espero nada de nadie”, nos dijo Gutiérrez nuevamente. “Aquí estamos solos y olvidados y tratando de rehacer nuestras vidas en el naufragio de esta pesadilla”.