CIUDAD DEL VATICANO (Por Carol Glatz/ CNS)—. Considerado en su Nicaragua natal “padre de la paz y la reconciliación” tras el sandinismo, el cardenal Miguel Obando Bravo, arzobispo emérito de Managua, murió este 3 de junio a la edad de 92 años.
El Papa Francisco elogió al fallecido cardenal en un telegrama dado a conocer el 4 de junio por ser un “pastor devoto”, que pasó su vida sirviendo a Dios y a la iglesia con “fe generosa”.
El cardenal Obando fue reconocido como un gran defensor de los derechos humanos tanto durante la dictadura derechista de la familia Somoza, como durante el régimen izquierdista sandinistas, que la derrocó en 1979. Muchas organizaciones internacionales reconocieron su “trabajo pastoral y humanitario incesante”, según Vatican News.
En 2016, la asamblea nacional de Nicaragua lo declaró “padre de la paz y la reconciliación” debido a su dedicación por conseguir el fin de la guerra civil que asoló a la nación durante tres décadas, desde 1961 hasta 1990.
Nacido el 2 de febrero de 1926, en La Libertad, el futuro cardenal obtuvo títulos en latín, griego, matemáticas, física y filosofía. Después de unirse a los Salesianos de San Juan Bosco, también estudió teología y psicología.
Fue ordenado sacerdote salesiano en 1958 y enseñó en escuelas secundarias y seminarios durante muchos años. En 1968, el Beato Papa Pablo VI lo nombró obispo auxiliar de Matagalpa, donde dedicó su ministerio especialmente a ayudar a los campesinos pobres.
Fue nombrado arzobispo de Managua en 1970 y sirvió durante varios términos como presidente de la conferencia de obispos del país. San Juan Pablo II lo nombró cardenal en 1985 y se retiró como arzobispo de Managua en 2005 a la edad de 79 años.
Su muerte deja el Colegio de Cardenales con 212 miembros, 115 de los cuales tienen menos de 80 años y por lo tanto son elegibles para votar en un cónclave.