HARRISBURG, PENSILVANIA—. El fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, acaba de publicar el esperado informe de 900 páginas emitido por un gran jurado como resultado de una investigación de dos años de duración sobre las denuncias de abuso sexual en seis diócesis del estado.
Con una conmovedora minientrevista grabada con tres de los niños víctimas comenzó la rueda de prensa en la que el fiscal estatal Josh Shapiro dio a conocer detalles de los hallazgos en involucran a más de 300 sacerdotes y más de 1000 niños. “Por primera vez podemos comenzar a entender el encubrimiento sistemático llevado a cabo por los líderes de la iglesia”, dijo Shapiro.
2 yrs of investigating, a grand jury, 300+ sexually abusive priests & 1,000+ children who carry the burden as Survivors. For too long, the Church has shielded pedophiles, pushing their victims into the shadows.
No longer. Today, we publish the truth.https://t.co/U7OZsYJEzd
— AG Josh Shapiro (@PAAttorneyGen) August 14, 2018
“Como escribieron los miembros del Gran Jurado en su informe: ‘Necesitamos que escuchen esto. Han habido otros informes sobre el abuso sexual en la Iglesia Católica, pero nunca antes en esta magnitud. Para muchos de nosotros, estas historias anteriores habían sucedido en otra parte. Ahora sabemos la verdad: suceden en todas partes”.
Unas horas antes de la conferencia de prensa, Shapiro había publicado en su cuenta de twitter “2 años de investigación, un gran jurado, 300+ sacerdotes abusivos & 1000+ niños que cargan el peso de ser sobrevivientes. Durante demasiado tiempo la Iglesia a protegido a los pedófilos, empujando a sus víctimas a las sombras. Pero esto se acabó. Hoy publicamos la verdad”.
La investigación abarca un lapso de más de 70 años. Muchas de las reclamaciones se remontan a décadas atrás, y algunos de los responsables ni siquiera están vivos. Las diócesis cubiertas por el informe son: Pittsburgh, Allentown, Scranton, Erie, Harrisburg y Greensburg.
En respuesta al informe del gran jurado de Pensilvania, el cardenal Daniel N. DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston, y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y Mons. Timothy L. Doherty, obispo de Lafayette, Indiana, y Presidente del Comité para la Protección de Niños y Jóvenes de la USCCB, emitieron la siguiente declaración conjunta:
“El informe del gran jurado de Pensilvania ilustra nuevamente el dolor de aquellos que han sido víctimas del delito de abuso sexual por miembros individuales de nuestro clero, y por aquellos que protegieron a los abusadores y así facilitaron un mal que continuó por años o incluso décadas. Estamos agradecidos por la valentía de las personas que ayudaron en la investigación al compartir sus historias personales de abuso. Como cuerpo de obispos, nos sentimos avergonzados por los pecados y las omisiones de los sacerdotes católicos y obispos católicos.
No sentimos profundamente tristes cada vez que escuchamos acerca del daño causado como resultado del abuso, a manos de un clérigo de cualquier rango. El Comité para la Protección de Niños y Jóvenes de la USCCB y la oficina de la Secretaría de Protección de Niños y Jóvenes continuará ofreciendo vías para la curación de aquellos que han sido abusados. Nos comprometemos a trabajar de manera determinada para que ese abuso no vuelva a suceder.
El informe del gran jurado de Pensilvania abarca un lapso de más de 70 años. En 2002, los obispos católicos de EE. UU. Adoptaron el Estatuto para la protección de niños y jóvenes, que nos obliga a responder con prontitud y compasión a las víctimas, informar el abuso de menores, expulsar a los delincuentes y tomar medidas continuas para prevenir el abuso. Esta Carta fue revisada y actualizada en 2011 y nuevamente en 2018. Nos comprometemos a mantener la transparencia y a prever la remoción permanente de los delincuentes del ministerio y a mantener un entorno seguro para todos. Las diócesis y las eparquías ponen a disposición del público todas las políticas y procedimientos relacionados con los requisitos de capacitación y verificación de antecedentes.
Oramos para que todos los sobrevivientes de abuso sexual encuentren curación, consuelo y fortaleza en la amorosa presencia de Dios mientras la Iglesia se compromete a continuar restaurando la confianza mediante el acompañamiento, la comunión, la responsabilidad y la justicia”.