Noticias

Mons. DiMarzio celebra misa en el aniversario de la muerte del padre Jorge Ortiz-Garay

Click Here to Read in English

WYCKOFF HEIGHTS — Esta fue la oportunidad de decirle adiós.

Este sábado los feligreses acudieron en masa a la iglesia de Santa Brígida para asistir a la misa por el descanso eterno del alma del padre Jorge Ortiz-Garay, su adorado párroco, en el primer aniversario de su muerte por complicaciones relacionadas con el coronavirus.

Padre Jorge, como lo llamaban sus feligreses, fue el primer sacerdote católico en los Estados Unidos víctima del COVID-19. Murió el 27 de marzo de 2020, a la edad de 49 años.

El obispo Nicholas DiMarzio fue el celebrante principal de la misa bilingüe de las 11 a.m., una de las cuatro misas que tienen lugar este día en Santa Brígida para recordar al padre Jorge.

“Es difícil creer que ha pasado un año desde el fallecimiento del padre Jorge. Y la duración de esta pandemia, que continúa, no parece estar llegando a un fin inmediato”, dijo el obispo en su homilía.

El obispo Nicholas DiMarzio llamó al padre Jorge “un sacerdote bueno y santo”. (Foto: Paula Katinas)

Mons. DiMarzio describió al padre Jorge como “un sacerdote bueno y santo” que cumplió con su deber como párroco de Santa Brígida.

El padre Carlos Velásquez, párroco actual, describió el aniversario como “un día triste en la vida de nuestra parroquia”. La pandemia causó un “dolor profundo” en la comunidad, añadió. Además del padre Jorge, la parroquia perdió aproximadamente a otras 100 personas por COVID-19.

Fotografías del amado sacerdote flanqueaban el altar. A un lado, fue colocado un enorme retrato del padre Jorge entre dos grandes jarrones llenos de flores. Otra fotografía estaba al otro lado del altar, debajo de una pintura de Nuestra Señora de Guadalupe, un acto solemne a la herencia mexicana del padre Jorge.

El Padre también fue el director del Apostolado Mexicano de la Diócesis de Brooklyn. Fue el motor impulsor detrás de las celebraciones diocesanas anuales de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, una velada importante para los católicos mexicanos.

Para los feligreses, la misa de este sábado fue una oportunidad para rendir homenaje a un hombre que los llevó de la mano en sus viajes espirituales y los acercó a Dios.

“Ayudó mucho a mi familia. Estábamos pasando por momentos difíciles y él realmente nos apoyó”, dijo Geoffrey Tigsi. “Y sé que me ayudó. Me animó a involucrarme más en la parroquia”.

Gracias al apoyo del padre Jorge, Geoffrey se unió a un grupo de jóvenes en Santa Brígida.

Su familia la pasó muy mal lidiando con la muerte del sacerdote. “Para mi papá fue muy duro. Todos quedamos impactados. Fue tan repentino. Ni siquiera tuvimos la oportunidad de despedirnos”, dijo.

Cecilia Reyes, lectora en Santa Brígida, dijo que el padre Jorge era como una figura paterna para ella.

“Me animó a ser lectora. Muchas personas pensaban que era demasiado joven. Yo misma no sabía si debería hacerlo. Pero él seguía insistiendo en que sería buena en eso”, dijo. A los 20 años ya era miembro del ministerio instituido del lectorado.

Precisamente Cecilia leyó una de las lecturas de la misa, un pasaje de la carta de San Pablo a los Romanos en el que dice a los fieles: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom 8:31).

Cecilia también es catequista y disfruta enseñar la fe a los niños. “Todo esto es gracias al padre Jorge. Él te presionaba; pero te presionaba porque quería lo mejor para ti”, dijo.

En su homilía, el obispo DiMarzio señaló que en el Evangelio de San Juan, Jesús recuerda a sus discípulos que “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones”.

“Hoy tenemos la certeza de que el padre Jorge, que se ha ido primero que todos nosotros, ya pasó por su período de purificación y disfruta de su lugar en la casa del Padre”, dijo el obispo.

“Oremos por él y pidámosle que ore por nosotros, para que también podamos entrar en la casa del Padre cuando llegue nuestra hora”, agregó.

Después de la Comunión, varios feligreses se acercaron al altar; cada uno llevaba una rosa blanca para entregársela a una mujer que estaba a un costado del altar, y ella la colocaba junto a la imagen del padre Jorge.