“EL QUE ESTÉ SIN PECADO, que tire la primera piedra”. Todos sabemos que con estas palabras Jesús defendió a la pecadora. Hemos escuchado muchas veces este relato. Siempre hablábamos de la pobre mujer y de los malos que la querían matar. ¿Eran malos por querer apedrearla o querían que se cumpliera la ley? Creo que sería conveniente conocer la legislación de aquel tiempo según aparece en las páginas de la Biblia.
Tirar la piedra o apedrear se llama también lapidación. Consistía en que los asistentes lanzaban piedras contra el reo para matarlo. Una persona puede soportar golpes fuertes sin perder el conocimiento produciendo una muerte lenta. Esto provocaba mayor sufrimiento en el condenado. En realidad, era una dolorosa tortura, que ha ido desapareciendo en la sociedad. Sin embargo, en la Biblia hay una detallada legislación que se aplicaba a reos declarados culpables.
La primera mención que aparece en la Biblia del apedreamiento tiene lugar a los pies del monte Sinaí, cuando Moisés advierte:
“Cualquiera que intente subir al monte morirá apedreado o flechado; sea hombre o animal”.
La legislación judía ponía especial empeño en proteger la vida familiar, la moral pública y la fe de Yahvé. Debido al contacto con otros pueblos, Israel se sentía muy atraído a adorar a dioses paganos. Sin embargo, la ley era tajante y brutal. En el libro sagrado se ordena la lapidación o apedreamiento en numerosos casos:
Por violar el día del sábado. Por entregar a un hijo al dios pagano. Por practicar la adivinación. Por blasfemar contra Dios. Por incitar a otros a hacerlo. Por no obedecer a los propios padres. Por tener relaciones sexuales un hombre y una mujer casada con otro hombre (ambos deben ser lapidados). Por subir al monte Sinaí.
Hay caso curioso de lapidación. Ocurrió en tiempo de la conquista de Jericó. Contra la ley del anatema, Acán se apoderó del botín de la batalla. Por esta razón, los israelitas mataron a pedradas a Acán y a los suyos. Después pusieron sobre su cadáver un montón de piedras.
En tiempos de Jesús todavía regían las leyes de lapidación. El Evangelio de Juan lo comenta. Cuando Jesús se declara Hijo de Dios, los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas. Jesús les dijo: “¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?” Y en la célebre parábola de los viñadores asesinos nos dice: “Los labradores tomaron a los enviados, mataron a otro y a otro lo apedrearon”. El caso más famoso y conocido de apedrear nos lo cuenta el Evangelio de Juan. Los fariseos le trajeron ante Jesús una mujer que había sido sorprendida en adulterio. Y, según la ley de Moisés, había que matarla a pedradas. El Señor en una reacción inesperada, sorprende a los presentes: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Sus primeros discípulos sufrieron los rigores de esta ley cruel. Esteban, primer mártir, murió apedreado. En Listra los vecinos apedrearon a Pablo. Después lo arrastraron fuera de la ciudad, convencidos de que ya estaba muerto.
Actualmente, este procedimiento está extendido especialmente en países musulmanes donde algunos grupos radicales y fanáticos aplican la ley sharia. Gracias al Señor que con su Sermón de la Montaña elevó la ley. ¿Qué opina usted de esta antigua ley?