¿Hasta cuándo tendré que esperar por Dios? ¡Ya no aguanto este dolor! ¿Cómo es posible que Dios me ame y me deje sufrir tanto? ¿Será que no le importo a Dios? Estas son algunas de las preguntas que he escuchado de muchas personas que se encuentran pasando un tiempo de prueba y espera.
Esperar por Dios es difícil, pero es necesario. No hay otra manera. Como esto es verdad, es importante saber esperar. Muchos no quieren o no pueden esperar, pero, lo que es peor, no saben esperar. Ven el tiempo de espera como tiempo perdido o sin ningún tipo de recompensa. Dios nos dice claramente en su palabra que “todos los que esperan por Él, no serán defraudados”. También nos dice: “Bienaventurados los que en Él esperan pues no serán confundidos”. ¡Que verdad tan poderosa y real es ésta!
Dios no solo nos invita a esperar sino que nos promete que al final del tiempo indicado, recibiremos su bendición para nuestras vidas. ¿Qué estás esperando de Dios? ¿Cuánto tiempo tienes esperando? ¿Todavía crees que Dios puede darte lo que esperas o haz cambiado de parecer? El tiempo de espera puede ser doloroso y no te mentiré, el dolor y sufrimiento es parte del proceso de esperar en Dios, pero su palabra nos dice en Romanos 8, 18: “ciertamente el dolor no se compara con la Gloria de Dios que ha de manifestarse”. La bendición que has de recibir, será mayor que el dolor del tiempo presente. ¡Créelo!
Entonces, ¿cómo debes esperar? Voy a delinear algunos pasos, pero antes quiero aclarar algo. Dios no necesita pasos para hacer su obra. Él puede hacerlo de sopetón o en un instante, pero usaremos pasos para tener una idea más clara y precisa.
1. Espera Convencido:
“Con el pleno convencimiento de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido” (Rom 4, 21). ¡Dios no te va fallar! Quizás tu mente, la circunstancia, la gente, tus ojos y tu corazón te digan lo contrario, pero Dios no lo hará. Toma esta palabra en tu corazón y no la sueltes.
2. Espera con Paciencia:
“De forma que no seas perezoso e indolente, sino más bien imitador de aquellos que, mediante la fe, la paciencia y la perseverancia, heredan las promesas. Cuando Dios hizo la Promesa a Abraham, no teniendo a otro mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: ¡Sí!, te colmaré de bendiciones y te acrecentaré en gran manera. Y perseverando de esta manera, alcanzó la Promesa” (Heb 6,12-14). Sin paciencia, jamás veras la manifestación de las promesas de Dios en tu vida. Sé que para muchos, este es un tema problemático, pero te aseguro que sin ella, no podrás lograr nada.
3. Espera con Fe:
“Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan” (Heb 11, 6). ¡Dios premia a los que le buscan! Así que conviértete en un buscador de Dios a tiempo completo. Haz de esto tu mayor prioridad y verás lo que puede suceder como resultado.
Espero que estos pasos sean de ayuda espiritual para ti. No te desanimes en tu tiempo de espera. Llegaran días en los que quieras tirar la toalla y gritar “¡NO MÁS!”, pero no lo hagas. Mejor usa la toalla para secarte las lágrimas y seguir adelante. ¡Dios no te fallará! ¡Ya lo verás! ¡Él es Fiel y nunca cambiará! ¡Créelo!