Desde Roma

Para proteger la vida, primero hay que amarla

Al regreso de su viaje apostólico por Tailandia y Japón, el Papa Francisco realizó la tradicional Audiencia General de los miércoles en la Plaza de San Pedro, donde ante miles de fieles compartió la riqueza de las experiencias vividas en su peregrinación, destacando el diálogo interreligioso, el amor a la vida y el llamado a la paz como puntos fundamentales en su viaje.

Tailandia

El santo padre resaltó que en Tailandia, el pueblo de la “hermosa sonrisa,” pudo rendir homenaje a la rica tradición espiritual y cultural de ese pueblo, además de dar continuidad al camino de mutua colaboración entre las religiones iniciado por los anteriores papas, “para que la compasión y la fraternidad puedan crecer en el mundo.” En este sentido, remarcó que la reunión ecuménica e interreligiosa , que tuvo lugar en la universidad más grande del país, y el encuentro con el Patriarca Supremo de los budistas fueron de grande importancia.

Japón

Al referirse al Japon, Francisco resaltó el desafío que significa ser pastores de una de las Iglesias más pequeñas. También se refirió al lema de su peregrinación, “Proteger cada vida,” puesto que se trata de un país que lleva las “cicatrices de los bombardeos atómicos y es el portavoz del derecho fundamental a la vida y la paz para todo el mundo.” En Nagasaki e Hiroshima el Papa pudo encontrarse con algunos sobrevivientes y familiares de víctimas del ataque atómico, donde además reiteró “la firme condena de las armas nucleares y la hipocresía de hablar sobre la paz al construir y vender bombas de guerra.”

Conclusiones

Partiendo de estas experiencias el Pontífice concluyó afirmando que “para proteger la vida hay que amarla, y hoy la grave amenaza, en los países más desarrollados, es la pérdida del sentido de la vida.” y que las “primeras víctimas de la sensación de vacío en la vida son los jóvenes.”

Antes de los saludos finales expresó su esperanza que Japón, “permaneciendo fiel a sus valores religiosos y morales, y abierto al mensaje del Evangelio, podría ser un país líder para un mundo más justo y pacífico y para la armonía entre el hombre y el medio ambiente.”