Puede llamarlo “Cinco bodas y un funeral”, o para ser más exactos, un funeral y luego cinco bodas.
Cuando Matilde Meza Lucana, madre de 10 hijos, falleció el pasado mes de enero, cinco de sus hijos sintieron un llamado para finalmente casarse por la Iglesia Católica.
Y ese llamado se hizo realidad.
El 29 de septiembre, cinco de sus hijos: Augusto, de 59 años; Sonia, de 55; Mario, de 50; Juana, de 46 y Carlos, de 36, recibieron el sacramento del matrimonio con sus cónyuges en una “boda colectiva” en Santa Teresa de Ávila, South Ozone Park. Pero todo comenzó con un funeral.
El invierno pasado, Matilde falleció en un viaje a Perú, el país natal de la familia. Sus hijos lograron traer sus restos a White Plains, en Nueva York, donde ellos residen, para hacer el funeral. Un día, mientras oraban en familia, su primo Manuel Mendoza sintió que el Espíritu Santo lo llamaba a invitar a los hermanos —que llevaban años casados civilmente— a unirse en matrimonio en la fe.
Sonia fue la primera en aceptar la invitación de Manuel. Pronto, Carlos la siguió, y luego Juana. En muy poco tiempo, las cinco parejas estaban asistiendo a las clases de Pre-Cana con los Mendoza.
“Lo quería para mí, para Dios y para mi madre”, dijo Sonia.
Manuel Mendoza y su esposa, Mery, son feligreses de la iglesia de los Santos inocentes (Holy Innocents), en Pleasantville, en el condado de Westchester. Han sido mentores de parejas durante cuatro años a través del programa Pre-Cana. Las parejas comenzaron el proceso en Holy Innocents con el entonces pastor, padre Hugh Burns, OP, que había celebrado la misa del funeral de su madre. En marzo, cuando el padre Burns fue trasladado a Santa Teresa de Ávila, cambiaron los planes para casarse en Queens.
“Esto es asombroso porque la Biblia dice que si una persona se convierte a Dios, todos los ángeles cantarán”, dijo Manuel. “Pues ahora no tenemos una persona, sino 10”.
Las parejas llevan entre 12 y 35 años de casados. Tienen hijos y algunos hasta son abuelos. Cada miembro de la familia, de cada generación, fue parte de la ceremonia.
Donny Garate, de 30 años —el hijo mayor de Sonia y los tres hijos de su esposo Efrain Garate— dijo que el día le trajo emociones que nunca antes había sentido.
“Nos criaron como católicos”, dijo Donny. “A veces te alejas de la iglesia, pero hoy, haciendo todo esto, escuchándolos decir lo que sienten, incluso cuando has esperado, siempre puedes volver y estar cerca de Dios, y Él te ayudará a superarlo”.
La preparación para este día especial fue mucho más extensa que para la mayoría de las parejas. El padre Burns dijo que la mayoría de las parejas se reúnen con un sacerdote y un diácono en los seis meses previos a una boda, y pasan una tarde de Pre-Cana. Manuel y Mery, que han preparado docenas de parejas para el sacramento en los últimos cuatro años, querían tomarse un poco más de tiempo con sus propios parientes.
Las parejas se reunieron durante ocho meses en lo que el Padre Burns describió como más bien un programa de Rito de Iniciación Cristiana para Adultos. De hecho, en medio de la preparación de la boda, tres de los hermanos están en RICA, y serán confirmados en la vigilia pascual del próximo año.
Para los encuentros, todas las parejas condujeron desde el condado de Westchester hasta Queens para ver al sacerdote, cuatro veces durante los seis meses posteriores a su traslado. Ha reconocido muchos matrimonios en la iglesia, pero estos fueron diferentes.
“Fue maravilloso ver lo dispuestos que estaban. O sea, tenían que venir de Westchester”, dijo el padre Burns. “No es fácil, pero lo hicieron para que pudiéramos reunirnos. Están realmente comprometidos con esto, lo cual es algo hermoso”.
El día de su boda, los hermanos se aseguraron de que un retrato de su madre estuviera junto a ellos en el altar. Todos sintieron su presencia. Ella fue su inspiración.
“Estoy muy feliz”, dijo Sonia. “Me casé junto a mis hermanos y mi hermana. Estoy muy feliz por mi madre, por mi familia, por todos”.