CIUDAD DEL VATICANO, Roma—. En la plaza de san Pedro ya está instalada la imagen del próximo santo Romero de América. Los peregrinos se alegran de verlo entre otros grandes como Pablo VI y los cinco santos que serán elevados a los altares junto a él este domingo.
A pocas horas de formar parte de la devoción universal de la Iglesia, a Romero “ya no se le puede hacer más daño”. Así lo dijo este jueves el cardenal Gregorio Rosa Chávez a los periodistas en el Vaticano, quienes buscan entender también cómo él mismo resistió un calvario de casi cuarenta años…, al querer demostrar que la Iglesia estaba ante la figura de un santo.
El martirio de la paciencia
Sin embargo en este obispo, siempre auxiliar, no se ve resentimiento ni menos desánimo. Por el contrario, aprovecha las ocasiones que tiene para seguir contando con alegría todo lo que sabe de Romero. Mientras tanto, rescata nuevos testimonios grabados del santo, escribe guiones para documentales e imprime estampas con los más diversos formatos, que él mismo carga en su mochila.
Otro de sus empeños es ahora presentar al nuevo santo como “ícono de un pastor”, en palabras del papa Francisco que él ha recogido y difunde.
“No deja de ser incómodo para algunos, dentro de cada propia mediocridad”, nos advierte, a la vez que lo reconoce como una inspiración para aquellos obispos que defienden hoy a sus pueblos frente a estructuras arbitrarias. “Hay quienes se sienten inspirados y protegidos por él”, nos dice al referirse en este caso a los obispos de Nicaragua y Venezuela, por citar algunos…
Novedad permanente
Al cardenal Rosa Chávez es difícil verlo cansado. Tiene la resistencia de los mártires, y la paciencia de los confesores. A esto hay que sumarle una alegría desbordante y una generosidad tal, que lo hace resistir una retahíla de preguntas de los periodistas que lo esperamos hasta el final en la sala de prensa vaticana.
Ya con él, recordamos juntos otras jornadas informativas. De inmediato nos invita a una actividad al día siguiente, mientras comparte un nuevo material y trata de mostrarnos una foto exclusiva; en suma, somos periodistas como él…
Por sigilo, no puede confirmarnos que el papa Francisco usaría el cíngulo ensangrentado de Romero en la misa del domingo, pero ya todos tenemos la información. “Por algo lo habrá pedido”, nos cuestiona, mientras ríe y cierra uno de sus ojos, en un gesto ya conocido suyo cuando apunta a seguro.
También sonrió así, al contar en público que el papa podría hacer una visita a San Salvador durante su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud de enero próximo en Panamá. “Es nuestro plan B”, asegura, al no haber podido conseguir que la canonización se diera durante la JMJ.
Hacia un “Plan C”
Está claro que con la elevación a los altares no termina el encumbramiento de Romero, sino que se tendrá que ampliar su devoción para que pase de ser un mártir regional, a convertirse en un referente universal.
La estrategia estaría ya encaminada. Y el “primer discípulo de Romero”, como se le reconoce al cardenal Gregorio, lo tiene claro. En estos días presentará un documental inédito con la voz original del mártir, en la que explica que él nunca se “convirtió”, sino que tuvo una “evolución” progresiva ante los acontecimientos que le tocó vivir.
En el mismo documental presentado ya en parte a los medios, se escucha de manera conmovedora al arzobispo de San Salvador decir en setiembre de 1979, que no tenía miedo de morir, dado que era consciente de las amenazas que recaían sobre él.
Para perennizar a este santo, que alguna vez recorrió las calles de Roma pidiendo auxilio, la ciudad albergará una estatua en su honor a ser ubicada en la zona EUR, que con toda seguridad se convertirá en lugar de peregrinación y homenaje permanentes. A tal señor, tal honor.