Una vez finalizadas las reuniones de consulta de frente a la Crisis de Gobierno por la que atraviesa Italia, el miércoles, los líderes del Partido Demócrata de centroizquierda y del populista 5 Estrellas llegaron a un acuerdo y el Presidente de la República, Sergio Mattarella le ha dado a Giuseppe Conte la tarea de formar el nuevo Ejecutivo regresando a su antiguo cargo, pero esta vez bajo la figura de “Presidente Encargado del Consejo de los Ministros”. Conte aceptó pero no sin reservas.

En su primer discurso a la prensa el Presidente Encargado, el Presidente Encargado, indicó que su gobierno será “lleno de novedades,” “concentrado en los intereses de los ciudadanos” y que “lleve a lo alto el nombre de Italia” cuyas prioridades serán: frenar el aumento del IVA y la reactivación del país.

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Tampoco ha ocultado la dificultad en su discurso: “Es una fase muy delicada para el país. Hay que salir rápido de la incertidumbre política provocada por la crisis del Gobierno.”

“Este es el momento del valor de diseñar un país mejor y la determinación de perseguir este objetivo sin dejarse frenar por los obstáculos, de mi parte voy a sumarle mucha pasión que me viene naturalmente al servir al país que amo”, fueron las palabras  con las que Conte ha cerrado su intervención, definiendo ademas su gobierno como “un huevo humanismo.”

Por su parte, la Iglesia Italiana se expresó a través de Monseñor Filippo Santoro, Presidente de la Comisión Episcopal de Problemas Sociales y Trabajo, Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de ese país, en una entrevista con Radio Vaticano Italia, en la que puso el acento sobre las cuestiones sociales y resaltó la necesidad de reactivar el trabajo y mirar a los sectores más pobres de la población.

Ademas indicó sobre la necesidad de atender al sur para fortalecer Italia, trabajar por una ecología integral, reformular las políticas migratorias, y colocar a la familia en el centro de la atención.

Refiriéndose a la declaración de Conte sobre un gobierno “laico pero que respete la libertad religiosa,” el obispo de Taranto habló de la necesidad de una “laicidad que no sea laicismo” y “que permita la libertad de culto, de fe para todos y el desarrollo de una cultura y una tradición vinculadas a la historia de nuestra gente.”