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ROMA—. Un sacerdote que una vez fue considerado héroe nacional en Chile, ahora se ha convertido en la nueva baja causada por la crisis masiva de abusos sexuales en el país al ser expulsado del sacerdocio por el Papa Francisco luego de ser declarado culpable de abusar de menores y adultos vulnerables.
La Arquidiócesis de Santiago en Chile emitió un comunicado el sábado diciendo que el cardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) del Vaticano, había notificado a la Iglesia chilena que el 12 de septiembre el papa Francisco había decretado “sin posibilidad de apelación”, la “destitución del estado clerical ‘ex officio et pro bono Ecclesiae'” del padre Cristián Precht Bañados.
Precht, quien fue famoso en Chile por su defensa de los derechos humanos durante el gobierno del dictador Augusto Pinochet, ya había sido suspendido del ministerio sacerdotal entre 2012 y 2017 luego de que la CDF lo declarara culpable de abusar tanto de menores como de adultos.
El exsacerdote también desempeñó un papel clave durante la visita de San Juan Pablo II a Chile en 1987, sirviendo como vicepresidente del comité organizador local y también como jefe de liturgias.
La influencia de Precht en la Iglesia de Santiago ha sido profunda, ya que se desempeñó como vicario regional, jefe de la pastoral juvenil e incluso como secretario ejecutivo de la comisión para la canonización del chileno San Alberto Hurtado.
Además, a nivel continental, fue secretario general adjunto de la CELAM, la conferencia de obispos latinoamericanos, desde 1995 hasta 1999.
El sacerdote fue uno de los dos colaboradores más cercanos del cardenal Raúl Silva Henríquez, arzobispo de Santiago de Chile de 1961 a 1983, conjuntamente con el padre Miguel Ortega, también acusado de abuso.
Tanto Precht como Ortega, quien fallció en 2015, han enfrentado nuevas acusaciones en los últimos meses, esta vez de víctimas de los Hermanos Maristas, que alegan que ambos abusaron sexualmente de niños cuando visitan instalaciones maristas, incluso haciendo propuestas sexuales a adolescentes que fueron a confesarse.
Aunque ambos tienen personalidades muy diferentes, muchos han establecido paralelismos entre la influencia que Precht ha tenido en la Iglesia en Santiago y la de otro sacerdote abusivo, Fernando Karadima, sentenciado a una vida de penitencia y oración en 2011.
Uno, un héroe para la izquierda, el otro mucho más conservador, los dos se movieron entre las élites y los líderes del país, pero mientras el primero fue un “oso encantador, amable con todos”, Karadima fue todo lo contrario.
Después de que la CDF declarara culpable a Precht en 2012, le correspondía al arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, aplicar la sanción. Y aunque el padre Jaime Ortiz de Lezcano, vicario judicial diocesano, recomendó que Precht recibiera una sentencia vitalicia, Ezzati decidió suspenderlo por solo cinco años.
Una fuente chilena familiarizada con la situación reveló a Crux que la decisión “personal” de Ezzati fue “inusual” y “desafió todo el sentido común”, teniendo en cuenta que la CDF había encontrado al sacerdote culpable y el vicario judicial había sugerido un castigo mucho más severo.
No está claro por qué Karadima recibió una sentencia de por vida y Precht solo una de cinco años, cuando los dos fueron investigados prácticamente al mismo tiempo.
Precht volvió a ejercer el ministerio sacerdotal en 2017, pero cuando aparecieron nuevas denuncias contra él a principios de este año, comenzó un segundo proceso canónico.
Entre otras cosas, se le prohibió abandonar la diócesis hasta que el proceso terminó, una decisión que trató de apelar en los tribunales civiles locales. Cuando no fue aceptado, presentó el recurso de apelación ante el Tribunal Supremo del país, que lo aceptó. Precht presentó la documentación necesaria a principios de este mes.
Aún se desconoce cómo procederán las autoridades civiles ahora que el papa Francisco ha decretado que Precht es culpable. Teniendo en cuenta que después de que el Vaticano lo declaró culpable en 2011, las autoridades locales no lo sancionaron.
Hoy, Ezzati se enfrenta sus propios cargos, tras haber sido citado por la fiscalía local por supuestamente haber encubierto casos de abuso sexual clerical. Es uno de los siete obispos chilenos convocados, algunos bajo sospecha de encubrimiento, otros presumiblemente por haber abusado de menores y adultos vulnerables.
Todos los obispo chileno presentaron su renuncia en mayo, pero hasta la fecha, el papa Francisco ha aceptado solo las de dos de los siete obispos que fueron citados a declarar. El cardenal Ezzati continúa a la cabeza de la Arquidiócesis de Santiago, pero para evitar las protestas que ocurren eregularmente cuando celebra misas, ha renunciado a algunas de sus tareas pastorales, incluida la de presidir la misa anual de Te Deum de este 18 de septiembre.
*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Crux con el título: Chilean hero expelled from priesthood over sex abuse charges. Para leer el original haga clic en el enlace. Publicado bajo permiso de colaboración.
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Inés San Martín es una periodista argentina, jefa del Buró de Noticias de Crux en Roma. Antes de unirse a Crux, Inés fue mánager de redes, directora de contenido y diseñadora gráfica de Contá con Nosotros, y trabajó como reportera y editora de Valores Religiosos en Buenos Aires. También dirigió la oficina de prensa internacional para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en 2013. Inés es licenciada en comunicaciones sociales y periodismo por la Universidad Austral en Buenos Aires y la Universidad de Navarra en Pamplona, España.