Espero que cuando el Papa venga a visitar Nueva York, nuestro pueblo abra su corazón al mensaje de paz, amor y tolerancia que él lleva a todos los lugares que visita. Sobre todo ahora, en este viaje dedicado a las familias, espero que logremos más unión y amor en Por Martha Hernández Cuando venga el Papa las nuestras. Estamos viviendo un fenómeno de descomposición de la familia y si no se logra cambiar esa situación, las consecuencias serán devastadoras.
Yo deseo que el Papa reitere que la célula fundamental de la sociedad es la familia, que tenemos que darle un lugar de prioridad a este tema. No es solo cuestión de aceptarlo, se trata de comenzar a trabajar en los cambios que la familia necesita hacer para recobrar su valor dentro de la sociedad. La falta de respeto de los hijos a los padres, el desamor que se vive en muchos hogares, la carencia de suficientes medios económicos que obligan a muchos padres a trabajar largas jornadas sin poder dar a sus hijos el tiempo y cuidado necesario; la tecnología mal empleada, la drogadicción y el alcoholismo; el consumismo desmedido y el deseo de los padres de proveer muchos bienes materiales, que no necesariamente son importantes, no ayuda a resolver el problema. Regresar a la oración, fortalecer la fe, celebrar la alegría de tener una familia a pesar de los problemas que todas enfrentamos, y en todos nuestros retos preguntarnos: ¿qué haría Jesús en mi lugar? Esos son los cambios de actitud que la visita del Santo Padre Francisco podría fomentar. Su carisma y verdadera cercanía con el pueblo de Dios, que nos recuerda el ejemplo de Jesús, pueden, con la luz del Espíritu Santo, transformar los corazones del pueblo neoyorquino.
* Martha Hernández nació en Bogotá, Colombia, en el seno de una familia católica practicante. Sus padres le inculcaron la fe a ella y a sus hermanos. Ayuda como voluntaria en su parroquia, Santa Juana de Arco, en Jackson Heights. Trabaja en la Escuela de Evangelización de la Diócesis de Brooklyn.