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Desafían el frío para asistir a la Marcha por la vida y “hacer un llamado”

WASHINGTON D.C. — Para cerca de 200 personas, las temperaturas bajo cero, los vientos abrasadores y la recomendación de quedarse en casa no fueron obstáculos. Se unieron a una delegación de 60 defensores provida para realizar la 48ª Marcha Nacional por la Vida desde el Museo de la Biblia hasta la Corte Suprema.

Los 60 delegados invitados caminaron en silencio. Abanderados con la habitual pancarta “Marcha por la Vida”, muchos llevaban rosas que al final del recorrido colocaron en la acera detrás del edificio vallado de la Corte Suprema. Otros marcharon portando rosarios y carteles, flanqueados por los Caballeros de Colón.

Por el camino se fueron uniendo más personas, con consignas pacíficas, himnos, carteles y banderas.

Muchos de los asistentes —a los que los organizadores del evento habían recomendado participar virtualmente desde casa debido a los contagios de COVID-19 y los sucesos del Capitolio— decidieron ir en persona para mantener una tradición que no creían que fuera tan relevante desde la pantalla de una computadora.

“Lo veo como una tradición y es un compromiso anual para renovar mi responsabilidad de defender la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”, dijo Mickey Kelley, quien vino desde Filadelfia para participar en la marcha. “Aunque la marcha es virtual, creo que algunos de nosotros todavía tenemos que hacer un llamado de una forma u otra.

“Aprecio el avance de la tecnología y todo, pero interactuar con la gente sigue siendo necesario, es un poco interpersonal por así decirlo”.

Ed Hanks viajó con su esposa y sus seis hijos desde Baton Rouge, Louisiana, para lo que él llama la “peregrinación anual” de la familia.

“A pesar de que el evento fue cancelado, simplemente no pudimos resistir la tentación de venir. Es una cuestión de solidaridad. Todos nos unimos por la misma causa en la capital de la nación, en el lugar donde se podría lograr un cambio real”, dijo Ed.

Ed Hanks y Mickey Kelley se reunieron con otros 50 manifestantes en la Explanada Nacional (National Mall) antes de que comenzara la marcha. Normalmente colmada de miles de asistentes, este año solo se dio cita un grupo de alrededor de 50 personas en una Explanada desolada. Antes de emprender el recorrido, hicieron una oración y compartieron testimonios de por qué esta causa era importante para ellos.

Una mujer en particular planteó la pregunta al grupo: “¿Por qué las mujeres sienten que esta es la única opción?” refiriéndose al aborto. Luego destacó la necesidad de que la sociedad brinde más apoyo a las mujeres tanto antes como después del embarazo.

El Rev. Arnold Culbreath, director de Compromiso del Ministerio en el Instituto de Liderazgo Douglass en Montgomery Village, Maryland, fue uno de los invitados por los organizadores de la marcha. Dijo que era “impactante” que cientos se unieran en el camino.

Otros de los participantes en el grupo principal fueron la presidenta de “Marcha por la Vida” Jeanne Mancini, el obispo auxiliar Joseph L. Coffey de la Arquidiócesis de Servicios Militares en Estados Unidos y el ex jugador de la NFL Benjamin Watson.

La noche antes de la marcha, Mons. Joseph Naumann arzobispo de Kansas City y presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, presidió la misa de apertura de la Vigilia Nacional de Oración por la Vida.

En su homilía, el arzobispo Naumann contó la anécdota de cómo su propia madre optó por la vida incluso después de que su padre fuera asesinado cuando ella tenía tres meses de embarazo.

También aprovechó la oportunidad para condenar al presidente Joe Biden, católico, por sus acciones y promesas a favor del aborto. El jueves, Biden revirtió la Política de la Ciudad de México que bloqueaba el financiamiento de Estados Unidos para organizaciones no gubernamentales extranjeras que realizan o promueven activamente el aborto como una forma de planificación familiar.

“Lamentablemente, el presidente Biden es el ejemplo perfecto de la incoherencia religiosa y étnica, que afirma creer que la vida humana comienza en la concepción y se opone personalmente al aborto mientras hace todo lo que está en su poder para promover e institucionalizar el aborto no solo en los Estados Unidos sino en todo el mundo”, dijo Mons. Naumann.

“No debemos ceder al desaliento. […] Tampoco debemos permitirnos la ira ni atacar a quienes no están de acuerdo con nosotros. Decimos la verdad con firme resolución pero también con amor compasivo”, continuó. “Debemos orar y ayunar para que el presidente deje de intentar confundir a la gente sobre la enseñanza católica pisoteando la santidad de la vida humana mientras se presenta a sí mismo como un católico devoto”.

Hanks dijo que era “muy simbólico” que Biden anunciara la decisión de revocar la Política de la Ciudad de México el día antes de la Marcha por la Vida y dijo que el presidente estaba “defendiendo un argumento”.

El presidente, sin embargo, no fue tema de los manifestantes. Sus consignas —como “somos provida” y “amamos a los bebés, sí, amamos a los bebés, ¿y tú?”— se centraron exclusivamente en sus creencias personales.

Del mismo modo, las pancartas incluían frases como “los derechos humanos comienzan en el útero”, “las vidas de los bebés importan” y “la vida vale”.