VATICAN CITY (Por Carol Glatz/CNS)—. Con la ayuda del Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU., una copia de una carta del siglo XV que Cristóbal Colón envió a sus patrones reales describiendo las riquezas del Nuevo Mundo ha sido devuelta a su propietario legítimo, el Vaticano.
El raro documento de ocho páginas, que se estima tiene un valor de $ 1.2 millones de dólares, había sido reemplazado en secreto por una falsificación, mientras que el documento verdadero terminó en manos de un coleccionista estadounidense de Atlanta.
El difunto Robert Parsons había comprado la pieza”de buena fe”, in saber que había sido robada, por $ 875,000 dólares a un anticuario de Estados Unidos en 2004.
Calista Gingrich, embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, y representantes del Departamento de Seguridad Nacional y su división de investigaciones presentaron la copia original durante una ceremonia el 14 de junio en la Biblioteca del Vaticano. Asistieron a la ceremonia, en representación del Vaticano, el arzobispo Jean-Louis Brugues, director de la Biblioteca y los Archivos Secretos del Vaticano, junto a Mons. Cesare Pasini, prefecto de la biblioteca.
“Este es un día histórico”, dijo Mons. Brugues, ya que un documento importante que forma parte de la historia de América y España “vuelve a casa”.
La embajadora Gingrich se refirió a la carta como “un precioso fragmento de historia”, diciendo que era “un honor devolverla a su legítimo propietario”.
Después del primer viaje de Colón a las Américas, el explorador italiano documentó sus hallazgos y su evaluación de estas “nuevas” tierras en una carta a los reyes católicos españoles Fernando e Isabel, sus patrocinadores.
La carta original, escrita en castellano en 1493, fue traducida inmediatamente a otros idiomas e impresa en las principales ciudades europeas, difundiendo rápidamente las noticias de los descubrimientos históricos de Colón.
A pesar de que la carta original ya no existe, cerca de 80 de estas primeras traducciones impresas aún sobreviven, como la que había pertenecido al Vaticano, una versión en latín impresa por Stephan Plannck, impresor romano en 1493.
El documento había sido adquirido a principios del siglo XIX por un coleccionista de Roma, que luego lo donó al superior general de los jesuitas, según los documentos judiciales de los Estados Unidos obtenidos por Wall Street Journal. El jefe de los jesuitas luego entregó la colección, que incluía la carta de Colón, al Papa Benedicto XV en 1921, quien la entregó a la Biblioteca del Vaticano.
No se sabe con certeza cuándo fue robada la carta, pero los agentes especiales del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos recibieron una denuncia en 2011 de que el documento en la biblioteca era falso. Sus investigaciones finalmente los llevaron a creer que el documento en la colección de Parsons era el original.
Los expertos compararon las dos piezas, descubriendo que la carta falsificada que se encontraba en la Biblioteca del Vaticano tenía aún la encuadernación original de 1493, cuyas dimensiones y “estaciones de costura”, o agujeros hechos para el hilo de encuadernación, coincidían con los de la carta real en poder de Parsons.
Cuando los investigadores le informaron del crimen a Mary, viuda de Parsons, ella accedió a renunciar a todos los derechos e intereses en la carta, siempre y cuando esta fuera devuelta al Vaticano, dijo la embajada de los EE.UU. en un comunicado. La embajadora Gingrich explicó a los reporteros que Mary Parsons también escribió una carta al Papa Francisco que había sido entregada personalmente por ella.
Mons. Pasini dijo a los periodistas que tal vez nunca descubran quién es el responsable de la falsificación, pero que la persona reprodujo con éxito no solo los “elementos visuales”, sino también la sensación del papel y la tinta utilizada en el original.
El Vaticano mantendrá tanto el original como la falsificación en sus colecciones “porque incluso el robo es parte de la historia”, dijo Mons. Pasini. También agregó que el Vaticano también espera que se digitalice para consulta en línea.
En 2004, la Biblioteca del Vaticano comenzó a equipar todos sus libros, pergaminos y documentos con etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) a través de la cual se puede rastrear la ubicación de cada pieza de su colección. Los investigadores que visitan el lugar también reciben una tarjeta habilitada para la ubicación cuando están en las instalaciones, de esta forma “la computadora registra su ubicación y la del documento” para evitar los robos, dijo el prelado.
La embajada de Estados Unidos dijo en el comunicado que Seguridad Nacional había recuperado y devuelto tres cartas de Colón, las otras dos pertenecientes a una biblioteca en Florencia, Italia, y la Biblioteca Nacional de Cataluña en Barcelona, España.
Según la embajadora Gingrich, el departamento ha devuelto alrededor de 11,000 artefactos desde que comenzó su trabajo.