EL PASADO 15 DE ABRIL la Diócesis de Brooklyn celebró el cuadragésimo aniversario de su Programa de Diaconado, en el Centro Inmaculada Concepción en Douglaston. La jornada contó con la presencia del obispo de Brooklyn, Mons. Nicholas DiMarzio; Mons. Frank Caggiano, obispo de Bridgeport; y los obispos auxiliares de la diócesis Mons. Octavio Cisneros y Mons. Raymond Chappetto; además de otros clérigos de diferentes parroquias de Brooklyn y Queens.
Durante la ceremonia estuvieron presentes muchos diáconos permanentes con sus esposas y familias, un momento en el que también fue especialmente homenajeados el primer grupo de diáconos de la diócesis, y la clase 1993 que celebra 25 años de ordenación. Con inmenso agradecimiento fueron recordados aquellos que ya no nos acompañan, por su notable y generoso aporte en la consolidación de este camino de servicio durante estas cuatro décadas.
De igual forma se conmemoraron los 50 años de la restauración del diaconado permanente como resultado del Concilio Vaticano II. “Para nosotros es un momento de gran gozo y agradecimiento por la oportunidad que nos da el Señor, primero al restablecer el diaconado permanente en la iglesia y además el hecho de poder celebrar con hermanos que se ordenaron en la primera clase y que todavía están con nosotros, porque ellos fueron los que en realidad abrieron el camino para que nosotros podamos estar aquí hoy”, dijo a Nuestra Voz el Diácono Jorge González, Director del Programa de Formación del Diaconado de la Diócesis de Brooklyn.
El Diácono González agregó: “Estamos muy agradecidos con el Señor, con la iglesia y con los hermanos que dijeron ‘sí’, pese a que en aquel momento era muy desconocido, no había mucha información y no se sabía bien lo que había que hacer. Ellos salieron adelante allanándonos el camino y ahora estamos celebrando el hecho de que tengamos un ministerio diaconal bien sólido y establecido”.
Para el Director del Programa de Formación del Diaconado el apoyo de Mons. DiMarzio y sus predecesores, los obispos Mugavero y Daily, ha sido fundamental. “El diaconado se ha establecido como un ministerio que no solamente asiste a los sacerdotes de la parroquias, sino que se ha expandido a otras áreas de la vida de la iglesia. Estamos celebrando la generosidad de muchos hombres y sus esposas que han dicho que sí, los que están aquí, los que han fallecido, los que se han ido a otras diócesis. Al mismo tiempo, estamos agradeciendo a Monseñor DiMarzio el tremendo apoyo que nos ha dado desde que llegó”, afirmó González.
Monseñor Frank Caggiano, Obispo de Bridgeport, dio inicio al orden el día con un momento de reflexión que empezó trayendo al presente aquellos recuerdos de cuando se desempeñaba como Director de la Oficina de Diaconado Permanente de la Diócesis de Brooklyn en 2002, tiempos que, como él dijo, los recuerda “como algunos de los días más felices de mi vida”.
En su emotiva intervención Monseñor Caggiano se remontó a los inicios del ministerio diaconal en la diócesis y compartió con la audiencia anécdotas de sus primeros años como seminarista y sacerdote, haciendo gala de su ya conocido buen sentido del humor.
Monseñor Caggiano dedicó buena parte de su intervención a hablar de la construcción de puentes entre los fieles de la iglesia católica y el Reino de Dios, recordando las tantas veces que el Papa Francisco ha sido enfático al respecto, sin olvidar los desafíos que enfrenta la iglesia en nuestros días y la importancia de la labor evangelizadora entre los jóvenes.
“Ustedes, queridos diáconos, tienen un pie en el mundo que está allá afuera, familia, empleo, comunidad, vecindario, y el otro en el mundo de lo sagrado, como testigos, con la belleza de la predicación desde el corazón de Jesús hasta cada corazón de aquellos que confían en Él”, dijo el prelado en uno de los tantos momentos en los que la “El diácono debe vivir hasta lograr ser icono de Cristo Servidor”. contundencia de su discurso caló entre los presentes.
Tras una breve pausa, el auditorio escuchó un conversatorio moderado por Ed Wilkinson, director del semanario diocesano The Tablet, en el que participaron como panelistas un diacono hispano, uno haitiano, uno afroamericano y otro caucásico. Ese panel multiétnico, que representa la diversidad racial que enriquece a esta diócesis, estuvo conformado por los diáconos Ramón Lima, Jean Baptiste Boursiquot, Leroy Branch y John Sucich.
Antes de concluir, Mons. DiMarzio celebró Las Vísperas, y luego hizo entrega de un presente y un reconocimiento público a los diáconos ordenados en 1975, 1977 y 1993. Al final de la ceremonia los asistentes disfrutaron de una cena y un momento de fraternidad en el que compartieron la alegría de esta especial celebración.
El diacono Ramón Lima, ordenado en la primera clase del programa hace cuatro décadas, ha sido fiel testigo del camino que hasta hoy han recorrido sus hermanos diáconos. “Lo que más me emociona es esto —dice señalando a los asistentes— porque todos ellos han pasado por mi vida y han enriquecido mi pobreza. Muchos de ellos están aquí, por eso es un sueño realizado”.
“Hemos venido descubriendo que no es tanto lo que el diácono hace, sino lo que el diácono es. El diácono debe vivir hasta lograr ser icono de Cristo Servidor y eso no es algo que se haga sino algo que se es”, concluyó el diácono Lima.