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Diócesis de Brooklyn ‘orando para que la calma y la paz triunfen’ tras asesinato del presidente de Haití

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WINDSOR TERRACE (CNS) — Los líderes de la Diócesis de Brooklyn emitieron un comunicado el 8 de julio sobre la situación en Haití.

Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, y el obispo auxiliar emérito Mons. Guy Sansaricq están orando por la calma y la paz en Haití durante “este momento difícil” de incertidumbre.

“El asesinato del presidente Jovenel Moïse ha causado conmoción en todo el mundo y amenaza con intensificar aún más la tensión política que viene sacudiendo a Haití desde hace algún tiempo”, dijeron en un comunicado conjunto. “Nos unimos a los muchos católicos haitiano-estadounidenses que llaman hogar a nuestra Diócesis de Brooklyn y Queens para orar para que la calma y la paz triunfen durante este momento angustioso”.

El obispo Alphonse Quesnel de Fort Liberté, Haití, dijo que la iglesia haitiana estaba “atónita” por el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse.

El papa Francisco conversa con el presidente haitiano Jovenel Moïse durante una audiencia privada en el Vaticano el 26 de enero de 2018. El presidente fue asesinado en un ataque en las primeras horas del 7 de julio de 2021, en su casa en las afueras de la capital, Port-au-Prince, dijo el primer ministro. (CNS/ Alberto Pizzoli, pool vía Reuters)

“Los obispos no solo debemos pedir calma, sino también que todos los haitianos se sienten juntos, cambien la forma en que se miran y busquen juntos el camino a seguir”, dijo el obispo a Vatican News horas horas después de que el presidente haitiano fuera asesinado a tiros por asaltantes desconocidos en el dormitorio de su residencia en la madrugada del 7 de julio. Su esposa, Martine Moïse, resultó herida en el ataque. The Associated Press informó que estaba en condición estable.

Mons. Quesnel dijo que a pasar de la tragedia, el asesinato presenta una oportunidad para un “cambio de mentalidad” y una “conversión real”.

El último magnicidio de un presidente haitiano tuvo lugar en 1915 y condujo a una ocupación de 19 años por parte de las tropas estadounidenses. Pero el obispo dijo que había habido varias señales de advertencia de que podría ocurrir una tragedia similar y describió los meses anteriores como “caóticos” que requerían prudencia y juicio cuidadoso.

Las tensiones se habían estado acumulando en la nación caribeña durante varios meses, dijo Mons. Quesnel, con el aumento de las actividades violentas de pandillas armadas que, según fuentes de la ONU, han desplazado a casi 15.000 personas de los barrios pobres de Puerto Príncipe. Las organizaciones de derechos humanos dicen que estas bandas están vinculadas a diferentes políticos, incluido el gobierno ejecutivo.

Los secuestros para pedir rescate cometidos por estos grupos se han disparado en los últimos meses, con 91 personas documentadas como secuestradas en abril de 2021. Entre ellos se encontraban siete sacerdotes, incluidos dos ciudadanos franceses secuestrados a plena luz del día mientras conducían en un convoy para la ordenación de un nuevo sacerdote.

La toma por bandas del barrio pobre de Martissant, situado en la carretera que conduce al sur de Haití, ha aislado más o menos a la mitad del país de la capital. El 4 de julio, seis personas, incluidos dos misioneros protestantes estadounidenses, murieron cuando una avioneta se estrelló mientras volaba de Puerto Príncipe a la ciudad de Jacmel, en el sureste, en un intento de evitar Martissant.

Moïse había gobernado por decreto desde enero de 2020, cuando terminaron los mandatos de la mayoría de senadores y diputados. En una declaración de junio, la conferencia de obispos se opuso a un referéndum general impopular convocado por Moïse. Los obispos dijeron que tal referéndum sería imposible en el contexto actual de crimen paralizante y malestar sociopolítico extremo.

“Cuando uno tiene las riendas del poder, es necesaria cierta flexibilidad y humildad”, reflexionó el obispo Quesnel, haciéndose eco de una amplia gama de grupos de la sociedad civil que compararon el gobierno de Moïse con una dictadura. “Ejercer el poder en esta época significa dejar de lado las posiciones rígidas y escuchar de cerca y con atención a los demás”.

“La conferencia de obispos ahora tiene un papel importante que desempeñar en la inculcación de los valores del Evangelio, para que las personas puedan aprender a mirarse cara a cara y ver la nación”, dijo el obispo Quesnel. “De lo contrario, seguiremos estancados en esta situación”.

El asesinato conmocionó a todo el país.

Fiammetta Cappellini, representante en Haití de la AVSI con sede en Milán, dijo la tarde del 7 de julio: “El país se ha detenido. Se ha detenido el tráfico y se han cerrado las fronteras. Nadie está saliendo de sus hogares”.

La gente se aglomera frente a la residencia del presidente haitiano Jovenel Moïse cerca de Puerto Príncipe, al saberse la noticia de su asesinato esa misma madrugada del 7 de julio de 2021 por un comando armado. (CNS/ Estailove St-Val, Reuters)

Ella también citó la reciente inestabilidad debido a la violencia de las bandas armadas.

“La oposición a este presidente fue muy fuerte”, dijo Cappellini. “Como una ONG humanitaria, estamos muy preocupados por la población, especialmente por aquellos que viven en los barrios y áreas más vulnerables. En estas zonas, una gran parte de la población depende de la ayuda humanitaria, que ahora está suspendida, y no sabemos cuándo las organizaciones podrán reanudar sus operaciones porque debemos garantizar la seguridad de nuestro personal antes de retomar las actividades”.

“Nou Pap Domi” (Nunca dormimos), un grupo de vigilancia ciudadana que ha hecho campaña contra la corrupción y pidió la dimisión de Moïse, condenó el asesinato y ofreció condolencias a su familia.

“Observamos que la sangre nunca deja de fluir en este país. Nadie, ningún sector de la sociedad se salva de tales asesinatos”, dijo el grupo. “Estamos enviando un SOS para proteger la vida y protestar contra el desprecio por la vida humana en Haití. No podemos seguir contando cadáveres todos los días. La impunidad debe terminar, toda víctima de asesinato debe encontrar justicia y los culpables deben ir a prisión.

“Debemos unirnos y dejar que el país respire. Ha corrido demasiada sangre”, dijo el grupo.

—Reporte con material informativo de Catholic News Services y The Tablet.