MANILA, Filipinas (CNS)—. El extrovertido presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, va a frenar sus diatribas contra la Iglesia Católica después de aceptar una moratoria sobre las declaraciones que ridiculizan a sacerdotes y obispos.
El portal noticioso católico asiático Ucanews.com informó que el palacio presidencial anunció la decisión del presidente después de una reunión de 30 minutos el 9 de julio entre el mandatario filipino y el arzobispo Romulo Valles de Davao, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas.
El presidente ofendió recientemente a los católicos y cristianos al llamar a Dios “estúpido” en un discurso —el momento más tenso dentro de la serie de diatribas contra los obispos y sacerdotes católicos que ha venido lanzando en los últimos meses.
Un día después de la reunión, sin embargo, Harry Roque, portavoz del presidente, dijo que Duterte quería que los líderes de la iglesia dejaran de criticar a su administración, informó ucanews.com.
“Dado que en nuestro país existe una separación entre la iglesia y el estado, (los líderes de la iglesia) no deberían usar el púlpito para criticar a su administración”, dijo Roque, citando al presidente.
La reunión de Duterte con el arzobispo Valles se produjo después de que la conferencia de obispos católicos emitió un comunicado que denunciaba una ola de asesinatos en los últimos dos años.
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— CBCPNews (@cbcpnews) July 9, 2018
Roque describió la declaración como “muy dócil” y agregó que no es “nada nuevo” porque “no hubo una condena abierta”.
“Esperaba lo peor, pero creo que fue una carta pastoral muy dócil”, dijo, agregando que los líderes de la iglesia podrían estar evitando una “confrontación total” con el gobierno.
Antes de reunirse con Duterte, el Arzobispo Valles dijo que aceptó la “gentil invitación” del presidente para un diálogo “porque como obispos, estamos abiertos a escuchar a otros con respeto”.
El pasado 25 de junio, Duterte formó un comité para dialogar con los líderes de la Iglesia Católica después de sus controvertidos comentarios sobre Dios.
El arzobispo Valles, quien es conocido por ser amigo de Duterte, dijo que no preparó una agenda para la reunión.
“Recuerden que la invitación vino de ellos. Simplemente fuimos a escuchar”, dijo. Agregando que la reunión fue “un paso inicial” y que los líderes de la iglesia estaban listos para dialogar con el presidente.
La carta pastoral de los obispos después de su asamblea plenaria expresó su preocupación por una serie de problemas sociales que enfrenta el pueblo filipino.
Incluso al enumerar los abusos contra los derechos humanos y las amenazas a la vida del clero, la carta también resaltó la colaboración que existe entre el gobierno y la iglesia.