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Ecos del Encuentro Mundial de las Familias

Antes de que los Padres Sinodales empezaran su diálogo sobre el cuidado pastoral de la familia en el Sínodo de los Obispos, casi 18.000 personas provenientes de más de 100 países se reunieron en Filadelfia para reflexionar sobre la vocación familiar.

En la ceremonia de apertura del Encuentro Mundial de las Familias, monseñor Vincenzo Paglia, arzobispo titular de Terni-Narni-Amelia y Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, les dijo a los peregrinos: “La familia es nuestro recurso más valioso e importante”. “La familia es nuestra pasión y nuestra misión”, añadió. “Si la familia está viva, entonces la sociedad está viva”.
La Escuela de Evangelización de la Diócesis de Brooklyn organizó una peregrinación a Filadelfia para que 200 feligreses de la diócesis tuvieran la experiencia de participar por un día en el Encuentro Mundial de las Familias el pasado mes de septiembre.

Los peregrinos dijeron sentirse privilegiados de unirse a los miles de participantes para juntos buscar maneras de fortalecer la familia. Entre los peregrinos había fieles de las parroquias de Nuestra Señora del Monte Carmelo, Astoria; San Miguel, Sunset Park; Resurrección-Ascensión, Rego Park; Nuestra Señora de los Milagros, Canarsie; y la Sagrada Familia-Santo Tomás de Aquino, Park Slope.

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Christian y Helen Rada, una pareja de recién casados, dijeron que la peregrinación los ayudó a entender que los dones que Dios les da a las familias deben extenderse a toda la comunidad. Helen dijo que la presencia de Dios en nuestras vidas es importante y que “todo empieza con la oración”.
El matrimonio habló de la charla del cardenal Robert Sarah, de Guinea, quien dijo que la familia cristiana está llamada a dar testimonio de que “amar sin medida es posible”.
El cardenal, quien es prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, agregó que el amor de la familia debe ser transmitido.

“La familia es un manantial de amor… donde uno se vuelve una persona centrada y otra persona se vuelve el centro de mi vida”, expresó.

Christian Rada, quien es el coordinador de Preparación para el Matrimonio, Vida de Familia y Respeto a la Vida de la Diócesis de Brooklyn, dijo que la charla del Cardenal lo hizo pensar no sólo en la familia que formó con su esposa, sino también en su familia en Colombia, Puerto Rico y Nueva York.

“El Cardenal estaba hablando de cómo la enseñanza de la familia debe extenderse a la comunidad completa”, dijo. “Hay que entender que hay que dar amor no sólo a tu familia sino a todas las personas con las que te encuentras, porque Cristo no sólo está en tu familia: también está en todas las demás personas”.

Cuando Rada conversaba con su esposa, comentaban sobre cómo el amor de Dios se manifiesta en su matrimonio y su relación con el mundo.

“Yo creo que la vocación de la familia es ser una iglesia chiquita”, dijo. “Mami y papi te enseñan a decir el Padrenuestro y cómo hacer la señal de la cruz. Allí es donde usted empieza la relación con Cristo”.

Emma Peralta y Marco Castro vinieron al encuentro en Filadelfia desde Boston, trayendo a su hija de 10 años.

DSC_0285 “Decidimos venir para compartir este momento en familia y enseñarle a mi hija sobre la fe y que nos vea hacer cosas juntos”, dijo Emma, quien era miembro de la parroquia de Santa Juana de Arco, en Jackson Heights.

Los peregrinos pudieron escuchar a Helen Alvaré, profesora de leyes de la Universidad George Mason en Virginia y consultora del Vaticano y de la conferencia episcopal de EE.UU. para el tema de la vida matrimonial, quien ofreció una ponencia titulada “Crear el futuro: La fecundidad del amor cristiano”.

En su charla, Alvaré presentó datos sobres las familias de hoy, habló de sus propias experiencias como hija, madre y esposa, y de cómo reencontrarse con Dios y renunciar al “evangelio del yo”.

Reconociendo que la vida en familia no siempre es fácil, dijo que los desafíos proveen “oportunidades de amarse y respetarse uno al otro”. Para transmitir ese amor al prójimo, explicó, uno debe empezar a practicar el “amor sacrificial” en su propia familia.

Los seres humanos deben recibir amor primero para luego poder dar amor, dijo. “El camino a la libertad es el camino al amor interdependiente”.

Las charlas tuvieron un gran impacto en Richard y Karen Ann St-Cyr, de la parroquia de Nuestra Señora Reina de los Mártires en Forest Hills, quienes expresaron que esta peregrinación los enriqueció como matrimonio y como padres. “El amor sacrificial es un hábito que aprendemos por medio de nuestra vida en familia y gracias a nuestras familias —nuestros padres, nuestras tías, nuestros tíos— y al amor que damos y recibimos”, dijo Karen Ann.

“Tenemos que mostrar a los demás quién es Jesús para nosotros”, agregó su esposo.
En la Misa de clausura del Encuentro Mundial de la Familia, el papa Francisco dijo que las familias tienen un papel vital en la edificación de la iglesia. “Son el lugar adecuado para que la fe se vuelva vida, y la vida se convierta en fe”, dijo, exhortando a los presentes a que se cuiden y quieran mutuamente.