En un mundo que parece retumbar los tambores de males sociales, resentimientos y enfermedad, es muy fácil dejarnos arrastrar por la negatividad y caer en un ciclo interminable de pensamientos y emociones que solo nos llevan a más de lo mismo.
La buena nueva es que el ojo del manantial puro y fresco está dentro de nosotros mismos, y si dedicamos esfuerzo y constancia a observar y procesar cuidadosamente nuestros pensamientos y emociones, podemos mejorar nuestras vidas.
Desde sus comienzos, los seres humanos aprendieron a utilizar sus experiencias negativas para librarse de nuevos males que le acechaban y defenderse de situaciones dañinas.
Para lograr esto, convirtieron la negatividad en un hábito que, si bien les libraba de sus enemigos, también provocaba más guerras, sufrimiento y destrucción. Y así seguimos…
La tendencia de fijarnos en pensamientos y emociones negativas quizás nos ‘libra de males percibidos’ pero nos deja sumidos en la tensión, el estrés y algunas veces, la desesperación. La psicología moderna nos muestra técnicas que, practicadas de manera continua, nos liberan de ciclos de negatividad y nos ayudan a transformar nuestra manera de pensar y actuar.
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El primer paso es identificar uno o dos pensamientos negativos que se repitan una y otra vez durante el día. Un ejemplo fácil puede ser: “Tengo miedo de cometer el mismo error nuevamente”.
Ya identificado ese pensamiento negativo, tráelo al momento. Escríbelo, obsérvalo, pero no lo juzgues.
¿Cuántas veces al día lo dices en tu mente? ¿Cómo te ha detenido en tu felicidad? ¿Cómo nació en tu mente? ¿Realmente necesitas pensarlo una y otra vez? ¿Qué pasaría si no pensaras en eso? ¿Cómo podrías sustituirlo por un pensamiento positivo? Escribe ese otro pensamiento.
Usando mi ejemplo: “Tengo confianza de que pase lo que pase, aprenderé de cualquier error cometido”. Dedícate a repetir este nuevo pensamiento hasta que se haga costumbre pensarlo y hasta que ya lo pienses automáticamente.
Esa tendencia a pensar automática y obsesivamente en las mismas cosas nos paraliza y mantiene encerrados en ciclos que muchas veces, no nos permiten crecer, florecer y ser felices.
Entonces, utilicemos ese talento de pensar y pensar lo mismo, pero con una voz positiva.
La tarea de estar al tanto de tus pensamientos es continua y requiere de dedicación y esfuerzo por automejorarnos. Es como tomar las riendas de un caballo que va desbocado y suavizar el paso con disciplina, comprensión y mucha paciencia.
Cuando dediques el tiempo y la atención necesaria para estudiar tus pensamientos y reencaminar tu mente con una perspectiva de positivismo, verás que, como encender una luz en la oscuridad, muchas cosas que antes no veías, se harán más claras, más calmadas.
Y cuando logres tomar distancia de tus pensamientos para observarlos y dejarlos ir de tu vida, te darás cuenta de que tus temores no tenían ningún fundamento: eran solo pensamientos de temor y tus ansiedades solo pensamientos de ansiedad.
Practica y practica. Escoge tus pensamientos y dale prioridad a los que traen felicidad, amor filial y bienestar a tu vida. ¡Sí se puede!