CIUDAD DEL VATICANO (Por Junno Arocho Esteves/CNS)—. La paz es un don que puede ser destruido fácilmente a través del chisme y la maledicencia, dijo el papa Francisco.
Las personas que reciben y dan la señal de la paz deben “ser hombres y mujeres de paz y no destruir con la lengua la paz que ha hecho el Espíritu”, dijo el papa el 6 de junio durante su audiencia general semanal.
“El chismorreo no es una obra del Espíritu Santo, no es una obra de la unidad de la iglesia. El chismorreo destruye lo que Dios hace. Por favor, acabemos con el chismorreo”, dijo el papa.
Continuando su serie de charlas de audiencias sobre la Confirmación, el papa Francisco habló sobre el don del Espíritu Santo que los cristianos reciben en el sacramento.
Cuando una persona es ungida con aceite, ese don “entra en nosotros y nos hace fructificar para que podamos dárselo luego a los demás”, explicó el papa. El propósito del don no es para tenerlo guardado “como si el alma fuera un almacén”.
Aunque usualmente es el obispo — que es sucesor de los apóstoles y garantizador de la unidad de la iglesia — quien confiere a la persona el sacramento de la Confirmación, su rol no excluye al obispo del deber cristiano de la caridad y el amor.
“Algunos piensan que en la iglesia hay patrones: el papa, los obispos, los curas y que luego vengan los demás trabajadores”, él dijo. “No. La iglesia somos todos. Y todos tenemos la responsabilidad de santificarnos el uno al otro, de preocuparnos unos de otros. La iglesia somos todos nosotros. Cada uno tiene su trabajo en la iglesia, pero la iglesia somos todos”.
Él continuó diciendo que durante el sacramento de la Confirmación el obispo le dice al candidato: “La paz sea contigo”, lo cual es “un gesto que manifiesta la comunión eclesial con el obispo y con todos los fieles”.
Sin embargo, ese don puede perderse si los cristianos comienzan a decir cosas malas los unos de los otros cuando salen de Misa.
“Los chismes son guerras”, dijo el papa. “¡Pobre Espíritu Santo! ¡Qué trabajo tiene con nosotros con esta costumbre del chismorreo!”.
El papa Francisco instó a los fieles a predicar el Evangelio con obras y palabras “que edifican. No las palabras de los chismes que destruyen”.
Como la parábola de los talentos, él añadió, el don del Espíritu Santo es una semilla que da fruto cuando se comparte con los demás y no hay que “enterrarlo a causa de miedos egoístas”.
“Cuando la tenemos en la mano, no es para dejarla allí, en el armario … hay que sembrarla”, dijo el papa. Toda la vida tiene que ser sembrada de modo que dé frutos y se multiplique. “El don del Espíritu Santo hay que dárselo a la comunidad”.