Pocas personas se imaginan el extenso proceso por el que pasan los candidatos al sacerdocio y las candidatas a la vida religiosa antes de cumplir su sueño de recibir la ordenación o hacer los votos perpetuos.
El llamado a la vida religiosa se manifiesta de diferentes maneras y en diferentes etapas de la vida. Así, algunos reconocen que su llamado a la vida consagrada se dio desde la infancia mientras otros sintieron por mucho tiempo que en su vida faltaba algo, pese a ser profesionales exitosos. Era un vacío que solo lograron llenar dedicando su vida enteramente a Dios.
Yo, en el ejercicio del periodismo, he conocido muchas historias: un sacerdote que visitó muchos lugares siendo auxiliar de vuelo, un futbolista profesional, otro que trabajó en entretenimiento en cruceros y hasta un actor de Hollywood que encontró en el sacerdocio ‘eso’ que buscaba para darle sentido a su vida.
San Juan Pablo II, se refirió al tema del discernimiento en distintas oportunidades. Una de ellas fue el 14 de septiembre de 1987 en la ciudad de Los Ángeles, California, donde dijo:
A menudo me preguntan, sobre todo los jóvenes, por qué me hice sacerdote. Tal vez a alguno de ustedes le gustaría hacer la misma pregunta. Voy a tratar de responder brevemente.
Tengo que empezar diciendo que es imposible explicarlo por completo. Sigue siendo un misterio, incluso para mí. ¿Cómo puede uno explicar los caminos de Dios? Sin embargo, sé que, en un momento determinado de mi vida, me convencí de que Cristo me estaba diciendo a mí lo mismo que le había dicho a miles antes que a mí: ‘¡Ven, s sólo una idea que venía de mí. Cristo me estaba llamando para que le sirviera como sacerdote.ígueme!’ Hubo una clara sensación de que lo que había oído en mi corazón no era una voz humana, ni tampoco era
Y, como probablemente se dan cuenta, estoy profundamente agradecido a Dios por mi vocación al sacerdocio. Nada significa más para mí o me hace más feliz que celebrar misa cada día y servir al pueblo de Dios en la Iglesia. Eso ha sido así desde el día de mi ordenación como sacerdote. Nada ha cambiado eso, ni siquiera haberme convertido en Papa”.
¿Qué viene luego de la inquietud personal?
El tiempo que toma discernir la vocación religiosa varía de persona a persona. Sin embargo sí existen unos pasos que se siguen para llevar a buen término un proceso de este tipo.
Para tomar buenas decisiones debemos estar bien informados. Para documentarte sobre este tema puedes buscar en internet páginas especializadas como la de los Misioneros del Espíritu Santo (www.msps.org), la cual tomo como referencia para enunciar los siete pasos que comprende el proceso de discernimiento espiritual.
- Oración: ¿Señor, qué quieres que haga? (Hch 22,10)
Así como en su momento Juan Pablo II escuchó y entendió su llamado a la vocación, quienes dedican su vida al Señor saben en su interior que el llamado no es algo que uno pueda inventar, sino que es como un tesoro que se encuentra. No se trata de un plan que uno hace para su vida, sino un proyecto de Dios que recibimos como una invitación. No es una decisión que dependa totalmente de uno, sino un regalo que se recibe, una llamada a la cual se responde.
Es necesario abrir el corazón y la mente para escuchar a Dios en caso que nos invite a seguirlo. La oración deberá estar presente como una práctica formal y un compromiso, no solo en el inicio del proceso sino en todos los pasos del discernimiento.
- Percepción: Había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía. (Jer 20,9)
Para percibir lo que Dios quiere de nosotros, debemos estar libres del ruido externo e interno y del ruido físico y espiritual. Así se aprende a reconocer los propios sentimientos, deseos, pensamientos, inquietudes y preocupaciones.
En profundo diálogo con Dios podrás analizar tu pasado y tus experiencias y sabrás el camino por el que te ha llevado el Espíritu Santo. También verás cómo es tu vida presente, qué te motiva y qué te hace feliz, cómo es tu relación con Jesús, cómo inviertes tu tiempo y con quiénes te relacionas. Así mismo pregúntate por el futuro: ¿cómo te imaginas en unos años?, ¿qué experimentas al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios?
Con una buena dirección espiritual puedes discernir cuidadosamente si tu inquietud es una manifestación de que Dios quiere que intensifiques tu vida cristiana como laico o si es un auténtico signo del llamado al sacerdocio o a la vida consagrada.
- Información: Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan. (Nm 13,18-20)
Luego de reconocer que quieres seguir una vocación religiosa debes saber que los caminos o formas de servir al Señor son variadas, es por esto que existen diferentes congregaciones religiosas o grupos seculares. Los sacerdotes seculares, también llamados diocesanos, son los que trabajan en las parroquias adonde los envía el obispo, viviendo entre su feligresía, al contrario de los religiosos que viven en comunidad en sus conventos.
Infórmate, visítalos y observa cómo viven, cuál es su rutina. Por ejemplo, una orden contemplativa o de clausura es diferente de una sociedad de vida apostólica. Indaga por su misión y los medios para llegar a ella a través, por ejemplo, de la enseñanza, su asistencia en hospitales, la oración, la dirección espiritual, las misiones, la promoción vocacional, los medios de comunicación, las parroquias, etc. Ten en cuenta que también es importante saber a quiénes ellos dirigen su apostolado ya sea a los jóvenes, los pobres, los sacerdotes, los enfermos, los niños, comunidades vulnerables, ancianos o minorías como los indígenas. Así, luego de este paso sabrás con qué estilo de vida y apostolado te identificas.
- Reflexión: Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? (Lc 14,28)
La vocación supone un compromiso para toda la vida y es por ello que antes debes reflexionar seriamente sobre tu personalidad y sobre el estilo de vida que deseas adoptar. Deberás reconocer tus capacidades y limitaciones para asumir el llamado. No olvides que en estas reflexiones contarás con la gracia Espíritu Santo.
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de tu vocación y para ello debes utilizar tu sensibilidad espiritual y tu inteligencia. Debes ser objetivo y hacerte preguntas como: ¿en qué te basas para pensar que Dios te llama?, ¿qué razones tienes a favor y cuáles en contra para emprender ese camino?, ¿qué circunstancias o personas pueden favorecer o dificultar tu respuesta?, ¿qué te atrae de ese estado de vida y qué no te gusta?
Quizás no llegues a tener certeza absoluta de lo que Dios quiere de ti, pero hallarás signos o señales a través de las cuales Él te revela el proyecto que tiene para ti.
- Decisión: Te seguiré vayas a donde vayas. (Lc 9,57)
Tras haber descubierto lo que Dios quiere de ti, sigue adelante y decídete a realizarlo. Es posible que te sientas temeroso de no poder alcanzarlo pero pon tu confianza en el Señor y pide su gracia.
Dar este ‘sí’ para comprometerte toda tu vida es una gracia. Pídele al Espíritu Santo que te dé esa capacidad de respuesta. Para comenzar tu camino vocacional, no esperes hasta tener la certeza absoluta del llamado de Dios ya que la decisión es un paso en la fe y un acto de confianza en tu amigo Jesús.
Ante una decisión tan radical como la de seguir a Jesucristo, es normal tener dudas sobre si podrás con las exigencias o si llegarás hasta el final, pero actúa de manera que nunca vayas a tener dudas de que tú, libremente, tomaste la decisión de seguirlo.
- Acción: Jesús los llamó. Y ellos inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron (Mt 4,21-22).
Ya tomaste la decisión entonces ¡lánzate con todo, aunque sientas miedo! Pon los medios que necesites para materializar tu decisión y resiste a la tentación de posponer tu ingreso en una casa de formación.
Ten presente que entrar al seminario o al postulantado es el inicio de un camino, pero no es aún el compromiso definitivo como sí lo es la ordenación sacerdotal o la profesión perpetua. Los años de formación son también tiempo de discernimiento y si los vives con generosidad y eres transparente con tus formadores, Dios te dará la claridad sobre si de verdad esa es tu vocación o no. Él te dará su gracia para asumir el compromiso definitivo o para continuar tu vida cristiana como laico.
Eso sí, nunca dudes que consagrar tu vida a Dios y dedicarte por completo al servicio de los demás es un don precioso.
- Dirección espiritual: Levántate y vete a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas (Hch 22,10).
En la práctica, la dirección espiritual no corresponde a un paso específico del proceso de discernimiento vocacional, sino una ayuda para cada uno de los pasos del proceso o para la vida de cualquier cristiano.
Aunque la vocación es un llamado de Dios que nadie puede escuchar ni responder por ti, durante este proceso necesitas de alguien que te acompañe, sea un director espiritual o promotor vocacional, que te motivará a reflexionar, a orar, a percibir los signos de la voluntad del Padre y que te indicará dónde obtener información.
Ya en el momento de la decisión te dejará solo para que tú libremente y frente a Jesús, respondas a su llamado. Luego te ayudará a prepararte convenientemente para ingresar en una casa de formación.
Habla claro y confía a él todas tus inquietudes para poder analizar si tu vocación corresponde a un deseo tuyo o si en realidad Dios te está llamando.
No olvides que la Iglesia te acompaña en la búsqueda de la voluntad de Dios. Lo importante es abrir el corazón y la razón, informarte, conocer y experimentar las vivencias en la vida de entrega. Monseñor Paul Sánchez, obispo auxiliar de Brooklyn, recomienda experimentar y compartir las vivencias propias de un lugar donde se sirve a Dios y a los hermanos. Para ello podemos participar en alguna actividad de la parroquia, como trabajar como voluntario en la rectoría, y así observar de cerca la vida de los sacerdotes.
Si quieres conocer más del tema del discernimiento o crees que tienes inquietud para seguir la vocación religiosa puedes ingresar a dioceseofbrooklyn.org/vocations/vocations-office/ o comunicarte con la Oficina de Vocaciones de la Diócesis de Brooklyn:
Padre Sean Suckiel, Director Vocacional
Teléfono: (718) 827-2454
Correo electrónico: vocations@diobrook.org