EL PADRE MICHAEL PERRY nació en Astoria, en Queens. Sus padres nacieron en Estados Unidos, pero ambos eran hijos de inmigrantes ucranianos.
“Mis padres eran personas muy hospitalarias. Recuerdo que de niño en nuestras casa los domingos si
empre teníamos invitados. Aprendí de ellos esa hospitalidad, que mis padres habían heredado de mis abuelos”, nos cuenta el padre Perry.
El joven Michael estudió en la Escuela Católica Santa Anastasia en Douglaston, la escuela secundaria la hizo en Santa María en Manhasset, Nueva York. En Marist College consiguió su título en Francés.
Mientas estudiaba en el Marist College, su padre lo envió a estudiar a París. Allí conoció al padre Daniel Berrigan, y en ese momento Michael Perry decidió ser sacerdote. “La noticia no le cayó muy bien a mi padre, sin embargo con el tiempo entendió que la crianza que ellos me dieron fue algo fundamental para decidirme por la vida religiosa”. Ingresó al Seminario Cristo Rey de East Aurora, en Nueva York, cerca de Buffalo. Se ordenó como sacerdote en 1971. Poco después viajó a Puerto Rico para aprender español. Además del inglés y un poco de español, el padre Perry habla francés y ucraniano.
Su primera asignación fue como vicario parroquial en San Gregorio el Grande, en Crown Heights, Brooklyn. Después de dos años fue enviado a la parroquia Reina de todos los Santos en Clinton Hill, también en Brooklyn, dobde estuvo un año. Luego fue nombrado capellán católico del Instituto Pratt, donde trabajó por 23 años.
“Fue una gran experiencia para mí, compartir con los estudiantes, aprender de ellos, explorar la fe desde otro contexto. Aquí en la parroquia tengo varios cuadros de artistas que estudiaron en el Instituto”, agrega.
En 1993 fue nombrado párroco de Nuestra Señora del Refugio. “Esta es una parroquia multicultural, aquí hay personas de muchos países. Son tres idiomas los que predominan: inglés, español y creole”, comenta.
Desde hace 27 años, el padre Perry viaja cada verano a París para ayudar en la Catedral de Notre Dame. “Celebro misa, confieso todos los días y algunas veces hago visitas como parte de mi labor pastoral allí. Esto me ha ayudado a entender la universalidad de la Iglesia Católica y también la naturaleza humana”.
Este es el padre Michael Perry, quien a sus 74 años es guía espiritual de la comunidad de Nuestra Señora del Refugio. Para su labor pastoral se apoya en lo que ha aprendido a lo largo de su experiencia sacerdotal y en lo que sus padres le enseñaron desde niño: la hospitalidad.