Hijo de una colombiana y un ecuatoriano, el recientemente ordenado padre Víctor Manuel Bolaños nació en Colombia hace 47 años pero su familia se mudó a Quito cuando él era muy pequeño. Allí estudió la primaria en una escuela católica y luego la secundaria en una pública. Se graduó como ingeniero electrónico en la Universidad Politécnica en 1993.
Su experiencia profesional comenzó en el campo de su especialidad: las telecomunicaciones. Económicamente le iba muy bien. En ese entonces nunca imaginó que sería llamado al sacerdocio.
En 1996 conoció a un sacerdote en la parroquia a la que él y su familia asistían y un día fue invitado a participar en un curso catequético que inicialmente no le interesó. “No sé cómo acepté y creo que fue la mano de Dios porque además estábamos en tiempos de fiestas en Quito”, dice. Finalmente, no solo asistió al curso, sino que al final participó en un retiro también.
“Ahí fue algo muy fuerte porque el Señor me tocó de tal manera que yo entré a la comunidad del Camino Neocatecumenal”, que es un proceso de conversión centrado en descubrir la riqueza del Evangelio. Esta experiencia le sirvió para conocer más a fondo la Iglesia Católica.
Poco tiempo después una compañía norteamericana con sede en Long Island lo contrató y gestionó su visa de trabajo. Llegó en mayo de 1998 a Nueva York y empezó a vivir el llamado ‘sueño americano’. Durante diez años trabajó como ingeniero de telecomunicaciones en dicha empresa.
“Yo era muchacho, tenía dinero, viajaba debido a los proyectos de la empresa pero mi vida era una espiral de egoísmo.
Yo estaba aquí solo y todo giraba alrededor de mí, qué iba a hacer, en qué me voy a entretener, con quién voy a salir, a dónde iré de vacaciones”, afirma el padre Bolaños. “El Señor permitió que conociera esta comunidad en Ecuador para que yo la buscara aquí”, dice. Diecisiete años después, aún pertenece a la comunidad del Camino Neocatecumenal de Santa Juana de Arco en Jackson Heights, Queens.
En 2008 el entonces papa Benedicto XVI visitó Nueva York y Víctor Manuel asistió en compañía de su comunidad a varios de los eventos y misas del Santo Padre. Luego el Sumo Pontífice se dirigió a la Jornada Mundial de la Juventud en Australia, a la que Bolaños asistió acompañando a los jóvenes de la diócesis. Sin embargo, no imaginaba que tan lejos fuera a recibir el llamado a seguir la vida sacerdotal. Ese mismo año decidió ingresar al seminario.
Quien decide ir al seminario por el Camino Neocatecumenal, explica el Padre, sabe que en su calidad de diocesano misionero puede ser enviado a cualquier parte del mundo y “desde allí empieza un estilo de vida en el que uno ya deja de decidir lo que le conviene”.
“Fue algo fuertísimo, yo tenía una propiedad en Miami y me encontraba pagando el mortgage […] El Señor abrió caminos de una manera increíble”, dice. Necesitaría tiempo y un empujoncito celestial para resolver todos sus asuntos pendientes de forma que pudiera vender la propiedad y no tuviera deudas ni problemas en el futuro. Fue así que ingresó al Seminario Redemptoris Mater de la Arquidiócesis de Newark. Allí estudió dos años de filosofía, cuatro de teología y luego fue en misión a Minnesota por dos años.
El padre Bolaños fue ordenado el pasado mes de junio y celebró su primera misa en la parroquia de San Gabriel en East Elmhurst, Queens, donde trabajó durante un año de diaconado. El prelado destacó la enorme generosidad y cariño que recibió de los feligreses. Fue destinado como vicario parroquial a la Presentación de la Santísima Virgen María en Jamaica, Queens.
Al padre Bolaños le gusta leer y practicar deportes como tenis y squash. Sin embargo, cuando se trata de un partido de fútbol entre las selecciones de Ecuador y Colombia, dice él, “¡yo no veo ese partido y tampoco opino nada, porque me va mal!”.