Roma —. Dando continuidad a la tradición papal de festejar el santo de su nombre en vez de su cumpleaños, el papa Francisco quiso “celebrar con los más necesitados y desafortunados de Roma”.
En esta oportunidad el pontífice, cuyo nombre de bautizo es Jorge Mario Bergoglio, celebró las festividades de San Jorge alegrándoles el día a 3.000 desamparados romanos con un regalo inesperado: un helado.
Aunque para ancianos y marginados, que viven intentando cubrir las necesidades básicas para sobrevivir, parezca un detalle insignificante —y hasta superficial—, lo cierto es que precisamente por su condición de “antojo” es un estímulo mayúsculo para la dignidad humana.
Los helados serán el postre de los desamparados que acuden por una sopa caliente o refugio a algunas de las instituciones que son administradas por Caritas en la capital italiana, según un comunicado de la Oficina de Caridades Papales.
El regalo también viene en un momento ideal en el que las temperaturas en Roma han llegado a niveles inusuales en esta época del año.