CIUDAD DEL VATICANO (Por Junno Arocho Esteves/CNS)—. El papa Francisco firmó decretos adelantando las causas de santidad de cuatro candidatos, incluidos dos adolescentes que vivieron heroicamente las virtudes cristianas.
Durante una reunión del 5 de julio con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el papa firmó un decreto reconociendo las virtudes heroicas de Alexia González Barros, quien ofreció por la iglesia su sufrimiento a causa de un tumor maligno.
González nació en Madrid en 1971. Sus padres eran miembros del Opus Dei y le transmitieron su fe a sus cinco hijos. Ella hizo su Primera Comunión en Roma y al día siguiente asistió a la audiencia general semanal del 9 de mayo de 1979.
En esa oportunidad, la niña corrió hacia san Juan Pablo II mientras él saludaba a los peregrinos y recibió del papa una bendición y un beso.
La vida de ella cambió drásticamente varios años más tarde cuando los médicos descubrieron un tumor que la paralizó gradualmente. Durante su enfermedad, ella ofreció su sufrimiento por la iglesia y el papa y muchas veces oraba: “Jesús, quiero sentirme mejor, quiero ser sanada, pero si no quieres eso, quiero lo que tú quieras”.
Ella murió el 5 de diciembre de 1985 a la edad de 14 años.
El papa Francisco también reconoció las virtudes heroicas de Carlo Acutis, adolescente que antes de morir de leucemia a los 15 años usó su conocimiento de computadoras para hacer un catálogo de milagros eucarísticos sucedidos en todo el mundo.
Según el sitio web de su proceso de canonización, Acutis puso la Eucaristía “en el centro de su vida y la llamó ‘mi camino al cielo’“.
Acutis ofreció sus sufrimientos por el papa Benedicto XVI y por la iglesia antes de morir en 2006.
Los otros decretos firmados por el papa reconocen las virtudes heroicas de:
- Pietro Di Vitale, laico italiano miembro de la Tercera Orden de San Francisco. Nació en Sicilia en 1916 y murió en 1940.
- Giorgio La Pira, ex alcalde de Florencia miembro de la Tercera Orden de Santo Domingo. Abogó por la paz durante la Guerra Fría y a pesar de su importancia en la comunidad internacional vivía en una pequeña celda en la Basílica de San Marcos en Florencia. Murió en 1977.
Reconocer las virtudes heroicas de una persona es uno de los primeros pasos formales hacia la canonización, o santidad. En la mayoría de los casos un milagro atribuido a la intercesión de esa persona es necesario para la beatificación, que es el próximo paso hacia la santidad.